“Así se escribe la historia” fue una comedia de los hermanos Alvarez Quintero que aconseja no dar pábulo a las versiones oficiales ni a los rumores, y quizás por ello los informativos de Radio LC analizaron el discurso del príncipe Felipe en Caspe y Alcañiz al conmemorar el 600 aniversario del célebre “Compromiso” que prolongó la unidad de los reinos de lo que iba a ser España.  Y Antonio García Trevijano concluyó: “el discurso del Príncipe está plagado de falsificaciones y ocultamientos”. El pensador español explicó que el Compromiso de Caspe no fue un ejemplo de “consenso” sino de todo lo contrario, “fue una votación democrática” donde se respaldó a un candidato que alcanzó 6 votos a favor, 2 en contra y 1 abstención. Tampoco hubo “Concordia” en Alcañiz, pues la disputa prosiguió hasta el mismo momento de la votación e incluso después de producida ésta, pues los partidarios catalanes del candidato Jaime de Urgell nunca quedaron conformes con el resultado.

Trevijano denunció igualmente a DRC la ocultación en el discurso real de la figura de San Vicente Ferrer y de su hermano Bonifacio, que a su juicio fueron decisivas, así como del hecho de que al menos un representante catalán hubiese votado al candidato Trastamara de origen castellano, como era Fernando de Antequera. También resaltó el hecho de que fueran los Parlamentos de Aragón, Valencia y Cataluña los que eligieran representantes para la elección del máximo dirigente que debía presidirlos a todos, lo que fue un germen democrático moderno. De hecho, la vía monárquica de sucesión hereditaria de Martín I el Humano había fracasado porque falleció sin descendencia.

 

Cuadro de Dioscoro Puebla (1867) Congreso
Cuadro de Dioscoro Puebla (1867) Congreso

 

El príncipe de Asturias había exaltado en su discurso los conceptos de “consenso, concordia y compromiso” como herramientas fundamentales para salir de la crisis, una “divisa para los políticos de todos los tiempos” que comenzó a forjarse en el siglo XV cuando los pueblos de la Corona de Aragón se vieron obligados a plantearse su futuro. Felipe concluyó con esta idea su discurso en la localidad zaragozana de Caspe, que visitó esta semana junto a la princesa de Asturias.

Durante su intervención en el templo gótico de la Colegiata de Santa María la Mayor, el príncipe de Asturias, que visitó también la localidad de Alcañiz (Teruel), recordó “con respeto y admiración” los hechos históricos ocurridos hace 600 años en la Corona de Aragón y durante los cuales Caspe cobró un especial protagonismo. Y los puso como ejemplo por la capacidad de aquellas personas para superar una situación difícil “primando la fuerza sobre la razón”, utilizando la “vía de la justicia”, “la negociación, el pacto y el acuerdo consensuado por todos”.

 

 

Según el relato del discurso regio proporcionado por la agencia oficial Efe, en 1410, aragoneses, catalanes y valencianos, tras “casi trescientos años compartiendo un proyecto político común”, se enfrentaron a la “insólita situación” de un “vacío de poder legítimo y legal”, en un momento en el que “las identidades de cada uno de los territorios habían crecido en el respeto a los intereses del conjunto”. A pesar de que aquella “unión largamente conservada” estuvo “en riesgo de una ruptura que nadie había previsto” -continuó el príncipe-, los territorios de la Corona, “iguales y diferentes entre sí”, demostraron su madurez y sabiduría “convencidos de la necesidad de proteger, sobre todo, la gobernación, la justicia y los derechos de todos por encima de los intereses particulares”.

De este modo, una sociedad civil, que hacía su entrada en la Historia agrupada en unas instituciones parlamentarias, las Cortes, fue capaz de demostrar su oposición a que “la solución se buscara por medio de la guerra y la violencia”. Y esa es la idea que firmaron los nueve compromisarios en Caspe, mostrando “una grandeza de espíritu y una amplitud de miras que debe ser reconocida y ensalzada con orgullo y emoción por todos los españoles”, insistió Felipe. Por ello recordó que aquellos pueblos tenían el sentimiento de “ser partes de un todo compartido”, que “el impulso de fortalecimiento individual tenía como objetivo hacer más fuerte al conjunto”, que “las luchas internas” tenían como horizonte “engrandecer la Corona” y que “los lazos establecidos entre ellos compensaban los desequilibrios naturales existentes”.

 

 

 

Tras los discursos, en la Colegiata de Santa María, se trasladaron al Castillo del Compromiso, donde hace seiscientos años los nueve compromisarios de los reinos de la Corona de Aragón dirimieron el problema que había generado la muerte de Martín I el Humano sin heredero y donde asistieron a la reapertura del Torreón y Salón del Compromiso tras su restauración. En el Castillo, Felipe y Letizia pudieron contemplar el acta original que da fe de la elección de Fernando I de Antequera como monarca legítimo de la Corona de Aragón así como un cuadro de Marín Bagués de 1911 en el que se escenifica la negociación de los nueve compromisarios.

Como hecho curioso, el “Compromiso de Caspe” se resquebrajó este año. No el acuerdo resultado de los debates y votación, sino el lienzo que lo representa. El óleo de grandes dimensiones pintado en 1867 y propiedad del Congreso de los Diputados sufrió este verano daños al retirarlo para pintar el pasillo donde se exhibe. Obra del burgalés Dióscoro Puebla, el Compromiso de Caspe mide 3,37 x 4,78 metros y forma parte de la colección de cuadros con motivos históricos que albergan las dependencias del Palacio de las Cortes.

 

 

El suceso ocurrió cuando el cuadro había sido descolgado de la pared por los operarios de la empresa contratada para las obras de mantenimiento y ya estaba en el suelo. De manera fortuita, el lienzo se rajó y ahora presenta una hendidura cuyo alcance han de evaluar los servicios técnicos de la Cámara. El cuadro dañado cuelga de un pasillo de la primera planta del Congreso, donde también se encuentra la galería de retratos de los presidentes de la Cámara. La pintura de Dióscoro Puebla refleja el momento en el que, después de una misa solemne, Vicent Ferrer anuncia el nombre del nuevo rey elegido por los compromisarios de Aragón, Valencia y Cataluña, hace ahora 600 años.

 

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