Roberto Centeno

ROBERTO CENTENO.

Mientras el futuro político y económico de España se hunde en un abismo cada vez más profundo, un presidente mentiroso y cobarde antepone con una desvergüenza y un cinismo sin límites sus intereses personales y electorales a los intereses nacionales, mientras se esconde ante el mayor desafío independentista de la Historia de España.

Un desafío que ignora y desprecia totalmente al Rey, al Gobierno, a las Leyes, a la Constitución y a la voluntad de 46 millones de españoles. Y todo basado en dos gigantescas mentiras que este Gobierno de irresponsables no ha desmontado, exponiendo la verdad a los catalanes y a los españoles. El “España nos roba”, cuando es exactamente lo contrario y “Cataluña sería mucho más rica  si se independiza”, patrañas que el pueblo peor informado, menos libre y mas alienado de Europa se ha creído, cuando la realidad sería que si se independizaran  perderían un tercio de su renta,  lo que situaría a Cataluña al mismo nivel de Portugal y por debajo de Grecia y Chipre, cifras que el Gobierno debe poner encima de la mesa ya mismo para desmontar este gigantesco fraude.

Igual que debe explicar a los ciudadanos que, como señalan Moody´s y S&P, una Cataluña independiente “por su debilidad económica -se ha convertido en una región de ocio y congresos- no podría superar el non investment grade”; que desde 2009 la Generalitat viene cometiendo un gigantesco fraude contable, para falsear la verdad de un saldo fiscal positivo de 4.015 millones, para lo que suman los IVAs pagados desde fuera de Cataluña como aportación catalana y reduciendo a la tercera parte -de 7.118 a 3.268- lo que gasta el Estado en Cataluña. Un fraude contable sin precedentes ante el escandaloso silencio de la Hacienda española que no se toma en serio este tema gravísimo. Tampoco les explican que el superávit comercial de Cataluña con el resto de España es de 23.000 millones de euros, y que el 70 % de las inversiones en Cataluña se financian con dinero de sus cajas fuera de Cataluña. Finalmente, otro tema esencial que los separatistas ocultan es que, en caso de secesión, Cataluña debería hacerse cargo de la parte de deuda proporcional a su PIB: 200.000 millones de euros que, unida a la suya propia de 45.000, obligaría a esa Cataluña independiente a empezar su andadura con un ratio de deuda del 144%.

Veamos ahora los gastos e ingresos de una supuesta Cataluña independiente: 12.000 millones de intereses de la deuda; pensiones y otro gasto social, 21.800 millones; clases pasivas parte catalana, 2.800 millones; coste Estado actual (según el Presupuesto de 2012 de la Generalitat, con sus 253 entidades más ayuntamiento),  37.000; que más 6.000 dan un resultado de 43.000 millones. Hay que seguir sumando.  Más déficit según presupuesto 10.500; más coste adicional como estado propio, 10.000 millones. Resultado: el coste total de una Cataluña independiente es de 99.500 millones, más otros 30.000 de vencimientos de deuda. El PIB bajaría 65.000 millones, pero seamos optimistas y supongamos que solo baja 30.000: lo más que podrían obtener por impuestos aplastando fiscalmente a los catalanes -quitándoles el 50 % de su renta- serían 85.000 millones en el mejor escenario y 67.500 en el peor. Cataluña está quebrada, tendría que despedir al 75% de sus empleados públicos. ¿Pero cómo es que este Gobierno de irresponsables y memos no ha publicado estas cifras elementales y al alcance de cualquiera en todos los medios de España, y dejan que unos golfos engañen vilmente al pueblo catalán?

Ha pasado ya el tiempo de “hablando se entiende la gente”

Dicen que hay que hablar, y que hay que hablar hasta la extenuación. Es lo mismo que hemos hecho en el pasado y los nacionalistas han incumplido todo. Hoy ya no hay nada que discutir. CiU solo aceptará dos opciones, dotar a Cataluña de estructura de Estado y convertir al resto de España en su colonia económica, o la independencia. España ha llegado al límite de cesiones y de indignidad.  CiU se ha echado al monte y se ha situado fuera de la Ley en abierta rebelión contra España y eso no se puede tolerar ni un minuto más. Porque España está a punto de saltar por los aires, porque los nacionalistas no pretenden solo la secesión de Cataluña, proponen la secesión de lo que llaman “les Països Catalans”, es decir, Valencia, Baleares y Aragón, a las que piensan anexionar por la buenas o por las malas, y luego el País Vasco que también pretende separarse pero llevándose también, quiera o no quiera, a Navarra.

¿Pero qué clase de monarca y qué clase de Gobierno son capaces de tolerar la rebelión de un grupo separatista y el engaño masivo a todo un pueblo sin abrir la boca?, ¿por qué hemos de vivir de rodillas, excarcelar a asesinos, o entregar 5.000 millones de euros -que se añaden a otros 5.500 ya entregados- para pagar las nóminas de quienes acaban de quemar nuestra bandera, insultar a la patria española y aceptar sin más la secesión?, ¿por qué hemos de tolerar a los grandes empresarios catalanes que nos sigan expoliando con sus monopolios, cuando no han dicho una palabra contra esta infamia  convertidos así en cómplices directos ?

El Rey y Rajoy tienen la obligación grave de llamar a capítulo a estos empresarios, que realizan entre los dos tercios y el 75 % de su negocio fuera de Cataluña, y llamarles ya, y obligarles a pronunciarse: o con España o contra España. Decirles  que o sacan de Cataluña sus sedes sociales o se van de España. Pero lo más importante es que el próximo jueves Rajoy tiene que explicar a un enloquecido Mas, que ni pacto fiscal ni referéndum, y que si van a ello se entraría en el supuesto del Art.155 de la Constitución y, en cumplimiento de la Ley, la autonomía catalana sería derogada. Si por el contrario el cobarde de Rajoy no lo hace ni tampoco el Rey, cuyo silencio resulta clamoroso, ambos y todos aquellos altos cargos civiles y militares que han jurado defender la Constitución y la unidad de la patria deberán ser detenidos y juzgados por alta traición.

España hoy, con un Rey, una casta política y unas instituciones a quienes solo importan sus miserables intereses personales, parece definitivamente sentenciada a morir sin ni siquiera defenderse. ¿Hasta cuando todo un pueblo puede  contemplar impasible la destrucción y la ruina de su nación, de su futuro y del futuro de sus hijos? Y uno se pregunta asombrado  ¿es que en España ya no quedan ni patriotas ni hombres?

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