SATURNINO AGUADO.

Gran parte del pensamiento económico de Rajoy está compuesto por falacias. Quizás la más importante tenga que ver con su enfoque de la política fiscal, viniendo representada por  su famosa frase “no se puede gastar lo que no se tiene”. En la tabla siguiente se observan los datos fiscales de España en los años anteriores y posteriores a la crisis (por motivos de comparación se ofrecen también los datos relativos a Francia, país más representativo de aquellos a los que solemos referirnos como “de nuestro entorno”):

Tabla 1: Magnitudes Fiscales (% respecto al PIB)

España

  2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
G 38% 39% 38% 38% 39% 41% 46% 45%
T 38% 38% 39% 40% 41% 37% 35% 36%
Déficit Fiscal -0,2% -0,4% +1% +2% +2% -4% -11% -9%
Deuda Pública 55% 53% 50% 46% 42% 47% 62% 66%

Francia

  2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010
G 53% 53% 53% 53% 53% 53% 56% 56%
T 49% 49% 50% 50% 50% 49% 48% 49%
Déficit Fiscal -4% -4% -3% -2% -3% -4% -8% -7%
Deuda Pública 71% 74% 76% 71% 72% 79% 89% 94%

Fuente: OCDE (G=Gasto Público; T=Ingresos Impositivos)

 

Como se ve, España no puede presentarse, en absoluto, como un caso de irresponsabilidad fiscal. Más bien todo lo contrario. De hecho en los tres años previos a la crisis, el gobierno de Zapatero consiguió presentar unas cuentas públicas altamente saneadas, con superávits fiscales (años 2005-2006-2007) del orden del 1-2% respecto a nuestro PIB. Francia, en cambio, presenta una historia continuada de déficits fiscales, con el agravante incluido de que, en la época de bonanza bajo Sarkozy,  prácticamente todos los años (salvo 2006) incurrió en déficits excesivos (por encima del 3%). Por no hablar de que, incluso en la situación actual, la Deuda Pública francesa, y la de la mayoría de los países importantes de la zona euro, excede a la de España.

Por tanto, primer mito deshecho, antes de la crisis España resulta ser un modelo de fiscalidad responsable. No es cierto que Zapatero fuera el presidente “derrochador” que tantos insisten en presentar. Como, evidentemente, tampoco es cierto que la crisis en la que nos encontramos desde hace cinco años sea el resultado de esas supuestas políticas fiscales irresponsables llevadas a cabo en nuestro país.

No, señor Rajoy, la razón de la crisis no hay que buscarla ahí. Su diagnóstico, y el de tantos otros, está peligrosamente equivocado . Por cierto, mirando a los datos fiscales de la Tabla, ¿Por qué esa súbita conversión suya al déficit cero? Casualmente, en los ocho años de gobierno del PP durante el período 1996-2004, donde Rajoy participó en innumerables reuniones del Consejo de Ministros, jamás se oyó la famosa frase ahora pregonada a los cuatro vientos “No se puede gastar lo que no se tiene”. Hubo que esperar al socialista y “gastón” Zapatero para, efectivamente, gastar menos de lo que se tenía.

El “no se puede gastar lo que no se tiene” rechina, además, para cualquier analista económico serio que haya leído los últimos informes del FMI sobre la falta de recuperación económica en Europa, causada por los seguidores de la “increíble” teoría de la austeridad expansiva. Por no hablar del contrapuesto desempeño económico observado a ambos lados del Atlántico Norte, donde, partiendo de situaciones muy similares de desempleo, cercanas al 10%, el Presidente Obama acaba de presentar datos de paro por debajo del 8%, cuando en Europa superamos el 12%.

Por supuesto que Rajoy no es el único político conservador con argumentos falaces respecto a la política fiscal. Su mentora,  Angela Merkel, es el máximo adalid en Europa de unas políticas que nos están llevando, también en su querida Alemania, a la mayor depresión económica desde los años 30. Su también correligionario Mitt Romney (nunca mejor dicho lo de correligionario, pues la teoría de la austeridad expansiva se parece cada vez más a una secta) nos acaba de hacer disfrutar con su ocurrencia de que España va mal porque tiene actualmente un gasto público similar al de Estados Unidos (42 por ciento respecto al PIB). Cuando, quizás, parte del problema (¡y de la solución!) sea justamente ese, el bajo nivel del gasto público en ambos países, si los comparamos con el gasto público en los países europeos del G-8: Alemania, Reino Unido, Italia y Francia, donde el gasto público (como % del PIB) resulta ser, respectivamente, 45, 50, 50 y 56 por ciento.

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