Los periodistas Doren Carvajal y Raphel Minder del diario “The New York Times” aseguran en un artículo sobre la monarquía española publicado este fin de semana que la crisis económica europea está aflorando movimientos cívicos y políticos que “desde Bélgica a Inglaterra” piden abiertamente sopesar los costos de subsidiar a miembros de la realeza. “A diferencia de otros monarcas europeos”, el rey Juan Carlos habría “trabajado duro” desde que heredó el régimen de Franco en 1975 “con prácticamente nada” para labrarse una fortuna personal “más allá del presupuesto anual de 8,3 millones de euros” que los distintos Gobiernos consignan a la Casa Real.

 

Como el rey es el principal “embajador económico” de España, todos los negocios de calado pasan por sus manos, pero “la forma en que ha amasado su considerable fortuna personal permanece en secreto”. Entonces NYT da la cifra: 2300 millones de dólares (unos 1800 millones de euros), aunque sus defensores dicen que incluye “los bienes del Estado”.

 

NYT habla de un rey que hace un papel “peripatético” (ridículo o extravagante) y desvela que su cacería de elefantes en Bostwana  fue pagada por Mohamed Eyad Kayali, un magnate de la construcción sirio. Los dos “viejos amigos” habían trabajado juntos para conseguir un contrato de 9.900 millones dólares para que un consorcio español llevara el AVE hasta Arabia Saudita. “Aprovechando su amistad con el rey saudí y otros miembros de la realeza, Juan Carlos maniobró para dejar fuera una oferta francesa”, pero la Casa Real negó que hubiese recibido comisiones.

 

 

 

“Han tratado de ser más transparentes al revelar su presupuesto anual”, dijo Herman Matthijs, profesor de finanzas en la Universidad de Bruselas, que analiza el gasto público en la realeza europea y buscó sin éxito la información sobre su fortuna personal. “Supongo que lo menos que puede decirse es que sea un millonario, pero la pregunta es: ¿Es un multimillonario? ¿Cuál es su verdadera riqueza?”.

 

El reportaje recuerda que España pasó 38 años sin monarquía desde el exilio de los Borbones en 1931, relata el “caso Urdangarín” y menciona un episodio que evoca el “caso de los ferraris” que denunció el Diario de la República Constitucional (DRC): “En sus viajes, el monarca puede aceptar regalos en nombre del Gobierno español, pero no hay una lista pública de las dádivas. A través de los años, ha recibido yates, una casa en una isla y automóviles de lujo que añadir a su colección, provocando cáusticos mensajes de Twitter como: “Los españoles en zapatillas y el rey con 70 coches”. Esto ha hecho que surjan voces políticas que reclamen un referendum sobre la Monarquía, como pide ERC, mientras que César Alierta (Telefónica) lo defiende “desde el punto de vista corporativo, como el embajador nº 1 de España” y otros ponen como ejemplo el contrato del AVE conseguido por “decisión personal” del rey Abdullah de Arabia Saudita.

 

El artículo del NYT concluye con la “princesa” Corinna, su ex marido y su hija. Desmiente que Juan Carlos “se hubiese beneficiado” de un fondo de inversión “hispano-saudí” ya desaparecido y del que no da el nombre. En cambio sí menciona su empresa “Apollonia Associates”, dedicada a la “asesoría de alta calidad” sobre contratos en Oriente Medio. Corinna desmiente que Juan Carlos sea su amante, como dice “la prensa del corazón española” y lo define como un “amigo de la familia”: “El rey es un tesoro nacional. Cuando él entra en una habitación, irradia calidez y carisma y se conecta con todo el mundo. Nadie puede sustraerse a ello”.

 

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