Lo pidió cuando negociaba el rescate con Merkel y ésta se lo negó, lo ha vuelto a solicitar en la cumbre del G-20 en México y de nuevo ha obtenido otro severo rechazo alemán, esta vez arropado por su infantería periférica compuesta por un amplio grupo de países. Pero incombustible al desaliento y al ridículo, Rajoy pretende que se debata una resolución final del G-20 donde se reclame que la deuda financiera no se vincule a la deuda soberana. En roman paladino: que el préstamo de 100.000 millones a los bancos que recibirá España del Banco Central Europeo no lo avale el Estado vía FROB. Así, si se pierde el dinero europeo porque la entidad quiebra, esto no arrastrará también al país. Merkel, que es quien presta los euros, ha dicho que nones, y ya que presta el dinero quiere garantías estatales, pero Rajoy no se atreve a plantear el asunto de manera palmaria: el rescate europeo ha empeorado incluso la situación de España, crecen las críticas de los socios comunitarios a como se está llevando la cuestión y si el fracaso de un rescate bancario español arrastra a toda la economía del país por la vía del aval estatal, lo que se hundirá será la economía europea, pues al fracaso de Portugal Irlanda Grecia y España se uniría más pronto que tarde Italia y en un escalón inmediato incluso Francia.

 

Las dudas residen en saber si EE.UU está jugando limpio y no le interesa en realidad un fracaso del euro para volver a recuperar la hegemonía del dólar a nivel internacional y por ello alienta la fragmentación europea sabiendo que el rescate a España es lo que divide a los socios comunitarios o si realmente es tanto lo que pierde su economía con un “default” europeo que sus intentos de unir a las huestes de Merkel, Hollande y Durao Barroso son sinceros. Además, los chinos extienden su influencia internacional a través del yuan y no son tampoco un competidor desdeñable, que además también está presente también en el G-20. De momento, la reunión en México está siendo tan tumultuosa como opaca

 

Pero lo significativo a escala hispana es que cuando todavía se desconoce la letra pequeña del rescate al sistema bancario español, Rajoy ya intenta renegociar con Bruselas. Esta moción planteada por España no contó con el visto bueno del G-20. No salió adelante por la oposición abierta de varios miembros del Eurogrupo liderados por Alemania.

 

El ministro De Guindos había aceptado finalmente avalar a la banca quebrada vía FROB, quizás porque no le quedaba otra,pero ahora Rajoy ha decidido cambiar de estrategia. El portugués Barroso, que no deja de ser un “primus inter pares” sin decisión política, sí ha dejado entrever que a los países rescatados y la Comisión le interesa “un sistema que evite la contaminación de la deuda financiera y la deuda soberana, porque esto puede tener consecuencia negativas para los mercados”. Habrá que esperar a las conclusiones finales de la cumbre para ver si se incluye la nueva postura de Rajoy o si Merkel le vuelve a ganar la partida, pues el presidente español amenaza con volver a presentar su moción, por dos veces severamente derrotada. Hay que tener en cuenta que en el G-20 está representada la UE y España y Países Bajos sólo figuran como oyentes. Los que tienen voz y voto son los del G-8 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón, Reino Unido y Rusia) junto a otros once países: Arabia Saudita, Argentina, Australia (OCDE), Brasil (G-5), China (G-5), Corea del Sur (OCDE), India (G-5), Indonesia, México (G-5 y OCDE), Sudáfrica (G-5), Turquía (OCDE). El vigésimo miembro del G-20 es la Unión Europea, pero España carece de la capacidad diplomática suficiente como para aglutinar a más países en torno a su propuesta.

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