El informativo de Radio Libertad Constituyente reflexionó en torno a la pasión de la mentira en los países mediterráneos. “Los que no mienten en España parecen tontos y el honrado se asemeja a un idiota”, dijo Trevijano, autor de “Pasiones de servidumbre”, donde analiza estas y otras costumbres. Y añadió: “El pillo, el listo y el ladronzuelo tienen prestigio aquí. El que tiene dinero y lo luce, da igual como haya llegado porque si es a través de la mentira incluso se alaba”. Por el contrario, los países del Norte, protestantes y calvinistas en su mayoría, no toleran la mentira. A España lo consideran un país mentiroso y mientras no lo sepamos, lo corrijamos y detectemos que el origen es su sistema político, que no impide la mentira y la corrupción, no hay nada que hacer.

 

A Trevijano le extraña que la palabra “democracia” esté permanentemente en boca de políticos y en las portadas de los medios de comunicación españoles: “Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces, no hay parangón en el resto de Europa con el abuso en la utilización de este término”.

 

“Si existe tanta corrupción y mentira, una de dos: o es el peor sistema del mundo o esto no es democracia. Esta es una regla de juego, como el ajedrez. Es un sistema normativo, pero en España el caballo no se mueve a saltos y el Rey se mueve por el tablero pero no paso a paso sino a toda velocidad y en todas direcciones, por eso se cae y se rompe la cadera. O la Reina no puede moverse ni a Buckingham Palace”.

 

“Si Francia, Suiza o Estados Unidos son democracias, esto es el polo opuesto. No hay separación de poderes ni sistema representativo. Se miente en el Parlamento y miente hasta el jefe del Estado. Aún se respetan las formas sociales y las convenciones en los salones, pero también los ladrones son bien recibidos allí si son millonarios. Sólo cuando se sabe públicamente que son corruptos ya no los acepta nadie”.

 

El paso lógico en la evolución de una Dictadura como la de Franco es una Oligocracia. Desde Aristóteles y Polibio esto es así. Es el estadio intermedio antes de la Democracia. Ha ocurrido siempre y sucederá hasta el fin de los tiempos.

 

Por eso aunque los indignados del 15-M no sepan nada de esto, aciertan al corear: “¡No nos representan!”. Intuyen que falla el modelo de representación. Todo esto es sintomático de la degeneración de la Oligarquía, por tanto se dan ya las condiciones para pasar a la Democracia, según la tesis del historiador Polibio.

 

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