La partidocracia nos desprecia a todos

Tybalt Rosembraise

Nos desprecian profundamente. No les servimos más que un momento cada cuatro años para refrendar sus manejos. El resto del tiempo viven tratando de agradar a quien sirven: a la oligarquía económica y a sí mismos.

Sólo un Jefe de Gobierno no elegido por el pueblo, como el que tenemos, puede permitirse manifestar una y otra vez que piensa seguir agrediendo a sus ciudadanos, y haciéndolo a través de recortes inútiles, inhumanos e injustos. Sólo una casta de vendepatrias no elegidos por el pueblo, como son nuestros diputados, puede permitirse el lujo de no limitar la acción de gobiernos depredadores a través de la acción legislativa. Las tremendas y obscenas declaraciones de los miembros del poder Ejecutivo ya hubieran tenido en un régimen verdaderamente democrático su respuesta a través del Poder legislativo. Si esta casta dependiera en algún momento del cuerpo electoral que le eligió, ya estarían todos en su casa, de donde nunca debieron salir.

Vivimos sin Democracia, y eso lo estamos pagando con paro, pobreza y humillación nacional. Esta dictadura plural nos está desafiando no sólo  a la inteligencia, sino a la misma supervivencia física de muchos españoles: enfermos que no pueden pagarse medicinas, estudiantes que no podrán más que someterse a la increible manipulación de la historia y de la ciencia política porque no podrán “suspender”(¿tendrán los estudiantes de ciencia politica decir que hay democracia en España para no suspender?) personas que se quedan sin casa despues de haberla pagado varias veces…

La Democracia es ya una cuestión de supervivencia física para muchas personas. No hay derecho a un esperpento de Jefe de Estado, un esperpento de Jefe de Gobierno, una diputambre  dedocrática que no legisla con un porcentaje de absentismo laboral alarmante al mismo tiempo que endurece el regimen sancionador laboral, unos sindicatos estatales que tienen la poca verguenza de seguir hablando de Paz social, mientras nos acercamos a seis millones de españoles en paro, miles de desahuciados y las colas de la beneficencia llenas de compatriotras.

No tenemos ya más remedio que la rebelión cívica contra el barbarismo de este régimen, un barbarismo institucionalizado donde no puede respirar una sola persona con sentido común, hay que acabar con las ilusiones de que dentro de la partidocracia puede resolverse algo. Porque no es verdad.

Imagen: juramento del Jeu de Paume, Jacques Louis David.

Carlos Roldan

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