La actual crisis económica que padecemos se inicia a finales de 2007 en Estados Unidos como consecuencia de la denominada “crisis de las hipotecas subprime”. Es una crisis, por tanto, que se genera en EEUU y que se traslada rápidamente al resto de los países desarrollados (no así a los países emergentes) y, por tanto, a Europa y a España.

A esa crisis, hay que añadirle otra específica, que se aplica a los países periféricos de la zona euro , y por tanto a España, y que tiene que ver con las deficiencias de construcción de la propia zona euro, así como con un importante episodio de especulación contra las deudas públicas de dichos países periféricos europeos. Los problemas de construcción de la zona euro tienen que ver con una insuficiente previsión de los tipos de problemas a los que se ha enfrentado, por ejemplo, España, desde que se inicia la denominada “crisis de la deuda”: ausencia de un auténtico Banco Central Europeo, prestamista de última instancia, y ausencia de un único Tesoro Público Europeo emisor de la deuda pública de los respectivos países del euro.

Como muy bien ha planteado el Premio Nobel de Economía, Paul Krugman[i], la crisis de la deuda en los países periféricos europeos: Portugal, Grecia, Irlanda, Italia y España (inicialmente llamados PIGS, posteriormente GIPSIs) no es consecuencia de los supuestamente excesivos Estados de Bienestar en los países periféricos, lo cual empíricamente no es cierto. Tampoco es consecuencia de la supuesta irresponsabilidad fiscal de esos gobiernos (Baste con mencionar al gobierno de Zapatero, quien en los tres años anteriores a la crisis exhibió importantes superávits en el presupuesto público de España). En todo caso, como lúcidamente plantea Jeffrey Sachs en su último libro “El Precio de la Civilización”, lo que estadísticamente podría caracterizar a esos países periféricos europeos es su bajísimo nivel de recaudación impositiva.

La respuesta dada a la crisis a ambos lados del Atlántico ha sido muy dispar. Por un lado, Estados Unidos, y su presidente Barack Obama, entendieron correctamente que ante la atonía de la demanda por parte del sector privado se imponía llevar a la práctica algún tipo de política fiscal expansiva que consiguiera contrarrestar la insuficiencia de demanda causada por el sector privado. Las consecuencias han sido las que cabría esperar desde el punto de vista de una análisis económico mínimamente objetivo: Si al comienzo de la crisis ambas economías, la americana y la zona euro, tenían una misma tasa de paro de alrededor del 10%, hoy en día la tasa de paro norteamericana está en el 8% y con una tendencia descendente. Por el contrario, la zona euro ha experimentado en estos años exactamente lo opuesto, pues la tasa de paro de la zona euro ha subido dos puntos porcentuales desde entonces y las expectativas no pueden ser peores, con muchos países en recesión y la economía alemana prácticamente estancada.

El problema a este lado del Atlántico se antoja básicamente político y, si se quiere, básicamente alemán. Pues ante la misma crisis de insuficiencia de demanda, el gobierno alemán decidió que la solución fuera estrictamente contraria a la de Estados Unidos. Se trata de lo que se ha venido en llamar la “austeridad expansiva”, teoría en la que cree a pie juntillas media Europa liderada por la canciller alemana Merkel  y que no tiene la más mínima evidencia empírica detrás, pues a fin de cuentas, como ha señalado recientemente el Fondo Monetario Internacional, “las políticas fiscales contractivas efectivamente contraen el output y el empleo”.

En este contexto se presentan, por tanto, las perspectivas económicas de nuestro país. Las cuales no pueden ser menos halagüeñas, tras la presentación de los últimos Presupuestos Generales del Estado. Con los últimos recortes del gasto público anunciados, no sería de extrañar que este año 2012 la actividad económica se contrajera un 2% y que acabáramos el año con una cifra de parados cercana a los seis millones


[i] Véase su Blog en español en http://blogs.elpais.com/paul-krugman

 

Saturnino Aguado Sebastián

Profesor Titular de Fundamentos del Análisis Económico

Universidad de Alcalá

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