Puede la palabra ocultar el pensamiento? Puede.

¿ Puede convivir la inteligencia con la necedad?  Puede.

¿ Puede la mentira abrazarse a la verdad y confundirse  y entremezclarse de tal modo que sea necesario recurrir al escalpelo  del cirujano para separarlas o a la luz del  amanecer para distinguirlas?  Puede.

¿ Puede un pie avanzar y el otro retroceder en un minué eterno sin avanzar un solo  tramo? Puede.

¿ Puede el padre devorar a sus hijos?  Puede y debe, a veces.

¿ Puede el hombre a pesar de todo su afán de supremacía, de su anhelo de seguridad y de su pasión por  la fama, querer todo esto  para sí y quererlo para los demás sin que haya un enemigo externo que lo obligue a quererlo de manera menos  vehemente, más templada, menos  áspera ?  No, no puede.

El hombre no puede querer aquello que no le permite su carácter y para que lo quiera ha de ser engañado, engatusado,   anestesiadas sus fibras para que su voluntad no reconozca lo que  indefectiblemente siempre quiere.

¿ Puede el hombre querer la verdad a costa de cualquier otra cosa valiosa?

¿ Es necesaria la verdad para sobrevivir o sólo lo es a veces ,cuando la alarma se enciende mientras dormía plácido en su “verdad”?    y

¿ qué clase de verdad es esta?, ¿ es de las que vale para siempre o sólo mientras la urgencia dura?

¿ Es la democracia ese tipo de verdad que vale para siempre o sólo mientras dura la urgencia?

Con  responder afirmativamente a una de las dos basta…por ahora.

 

 ZOILO CABALLERO NARVÁEZ

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