“Que ante ti haya una mesa colmada

 y te sea la vida fácil.

 ¡Que tenga yo por único alimento

el no contradecirme a mí misma!.”

(Electra)

Dña. Laura Gómiz Nogales, escuchó en un juzgado laboral, unas grabaciones con su voz,  en las que alentaba a falsificar documentos para otorgar subvenciones públicas de forma arbitraria. Escuchó su voz aseverando con rotundidad que es incompatible la Ética con su función: administrar recursos públicos. Cuando Laura Gómiz Nogales escuchó su voz, la reconoció como propia  y perturbada, nos regaló un maravilloso adagio que contiene todo un tratado de Filosofía Política, un capítulo de Otología, un diagnóstico psiquiátrico y un verso perdido de un poema de Borges:

“Es mi voz, pero no mis pensamientos.”

Toda reproducción de la voz grabada, hace estremecer al autor de la palabra, porque el sonido que percibimos de nuestra voz es muy diferente al que perciben los demás. Una grabadora es espejo para el oído, nos muestra el sonido que emitimos tal y cómo lo perciben los demás, con el añadido de que hablamos como pensamos, y este espejo refleja también cómo funciona nuestro cerebro y con nuestro soplo, nuestro espíritu.

La exclamación de Dña. Laura Gómiz, es la voz de Dorian Grey gritando horrorizado ante al vista de su propio retrato y la expresión del horror que sentía Borges al pensar qué sucedería si algún día al mirarnos en un espejo, nos viéramos como nos ven los demás, o acaso como Dios nos ve.

Dña. Laura diferencia dos Señoritas Gómiz: La autora de la voz grabada, y la Sta. Gómiz que examina y juzga su propio pensamiento, ajena a la primera de la que discrepa. Es la que exclama que la voz no se corresponde con ella.

La primera Sta. Gómiz, es una administradora de fondos públicos que confiesa que su  función es incompatible con la Ética. Además aparece como corruptora de un tercero al que despide por negarse a realizar informes falsos.  Aparece como una Señorita sin escrúpulos, sin Ética y sin disciplina moral y legal. La culpable de los desafueros.

La segunda Sta. Gómiz, es la que piensa, la que tiene nociones éticas enraizadas, la que decide lo que está bien y lo que está mal, la que se escandaliza y niega a la primera.

Contra lo que pudiera parecer, esta segunda Sta. Gómiz, la primorosa, la racional la ética, es la creadora de la primera. Es la segunda y juiciosa  Sta. Gómiz,  la que cometió un error clamoroso que trajo como consecuencia que Dña. Larura Gómiz Noguelas, se vea envuelta en semejante escándalo. Examinémoslo:

El divorcio entre las dos Stas Gómiz, empezó cuando siendo Directora General de Bogaris Agriculture,  Dña. Laura Gómiz Nogales, contrató a Iván Chaves, hijo del ex-Vicepresidente del Gobierno,  ex Presidente de la Junta de Analucía, y Presidente del partido hasta hace un mes, por presentar un informe sobre las bondades del aceite de oliva, por el que cobró  28.188 €.

El partido, en agradecimiento hizo nombrarla Presidenta de Invercaria, porque anteponía con una fantástica resolución el interés del partido a cualquier otro.

El partido no se equivocó: la flamante Presidenta de la sociedad de capital público, repartía el dinero que nos arrancan los impuestos, alegremente, saltándose todas las reglas para que fuera a parar a las manos convenientes.

El error de la segunda Sta. Gómiz, la racional, la ética, fue realizar un juicio nefasto: Si el régimen de poder obra por el interés de todos y está dirigido por el partido mas justo en mi opinión, todo lo que me pidan ha de ser necesariamente bueno y justo, aunque en apariencia se me muestre como ilegal o antiético. Esto es una verdad incontestable en  cualquier partido estatal.

No se planteó que el sistema de poder es sustancialmente corrupto y corruptor.  Este fue el grave error de la juiciosa Sta. Gómiz.

Pasó por alto que al adaptar sus funciones de Presidenta de una sociedad de fondos públicos a los intereses del partido, para ajustar su proceder al régimen de poder, estaba creando una fiel adepta del partido estatal y al mismo tiempo, una enemiga de la ética, del respeto y de la verdad: La segunda y juiciosa Sta. Gómiz, crea así a la primera.

Éste régimen de poder funciona igual con el partido de Dña. Laura Gómiz Nogales que con cualquier otro, pues los partidos, no son mas que correas, que al transmitir el poder de un régimen corrupto, asociada a él, transmiten la corrupción.

Éste régimen transmite necesariamente la corrupción, aunque no quiera, del mismo modo que las ratas no pueden evitar transmitir la peste bubónica, auque quieran.

Sin representación, sin separación de poderes, el régimen se vuelve corrupto y corruptor por falta de control. Esta verdad solo se hace visible si analizamos reflexivamente cada escándalo político. Entonces vemos este patrón repitiéndose una y otra vez.

Jose Luis Escobar Arroyo

 

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