Intervención de Don Rubén Manso en Libertad Constituyente a 3 de febrero de 2012

No se si es porque tenemos tal inflación de acontecimientos y palabras que pasa como en el fútbol, que todas las semanas hay un “partido del siglo”. Parecía que esto era La Reforma con mayúsculas y finalmente ha sido, en todo caso, una reformita en la que hay más bombo que contenido.

Las medidas se pueden dividir en dos grandes grupos. El primero consiste en obligar a las entidades a contabilizar todos los activos problemáticos -básicamente inmuebles y solares- que se habían quedado por ejecuciones hipotecarias o por acuerdos con los deudores. Se trata de obligarles a valorarlos contablemente a precios cercanos a los de mercado o los de mercado, ya que el importe por el que los estaban valorando no era el adecuado. Dicho claramente: estaban ocultando pérdidas, por lo que ahora se les obliga a reconocerlas por un volumen importante.

El ministro dice -y yo creo que en esto lleva razón- que, una vez que las entidades contabilicen estos activos en sus libros a un valor que es el precio de mercado, entonces sí querrán ponerlos a la venta. Antes no querían porque en el acto de venta iba a aflorar la pérdida, por lo que es verdad que probablemente se produzcan transacciones.

Sin embargo aquí hay cosas que no se dicen: que no hacía falta hacer ninguna reforma para que las entidades valorasen las cosas como debían. La normas contables que teníamos y los mecanismos discrecionales de los que dispone el supervisor eran suficientes para exigir a las entidades que valorasen las cosas como debían. Y se debían haber exigido ya hace tiempo. No hacía falta modificar nada, lo que hacía falta era exigir el cumplimiento de la Ley.

Decía el ministro ayer -y yo creo que en esto también lleva razón-,que es posible que se genere algo de confianza en los mercados y permita a las entidades endeudarse. Es posible que esto sea verdad, porque al final le hemos dado la razón al mercado: no se podían fiar de las cuentas que publicaban nuestras entidades. Algo de culpa tendrá el supervisor bancario. Algo de culpa tendrán los auditores de cuentas. Algo de culpa tendrá el sistema de que se hayan estado presentando cuentas que, ahora, se reconoce claramente que estaban falseadas.

La confianza permitirá que estas entidades se puedan endeudar pero no nos engañemos: ese endeudamiento no será para dar crédito porque, como han dicho esta semana algunos banqueros, para dar crédito se necesita y que la actividad crezca. La actividad está deprimida y no hay confianza. Nuestros banqueros no quieren el crédito exterior para dar crédito interior. Quieren el crédito exterior porque están muy endeudados de los años de bonanza económica, de los años de la gran burbuja, les está venciendo toda la financiación exterior que pidieron hace años y necesitan renovarla.

Fotografía de Politiken

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