Estas secreciones del Movimiento Nacional que encabezan los partidos junto al sucesor nombrado por Franco son una deriva natural del caudillismo franquista. Si se concentraban todos los poderes del Estado en una sola persona ahora se concentran en unos pocos que deciden por la Cámara legislativa, por los jueces y por los ciudadanos, destinados a ser coreografiar la Razón de Estado.

El caudillismo de estas secreciones es total, sin reservas ni andamiajes, material felizmente moldeado y promocionado a niveles superiores tras las correspondientes y periódicas revisiones de los productos encargados de realizar una escenificación perversa en la que el poder aparece como la resultante de diversos vectores originados en las voluntades individuales cuando estas no hacen más que repetir punto por punto el discurso previamente enunciado por el único sujeto de enunciación existente: El Jefe de Partido.

Y así asistimos al ritual del refrendo, al refrendo de los interlocutores válidos, al feliz hallazgo final de los represen-tontos de la soberana voluntad popular usurpada convenientemente en el lodo de las Constituciones impuestas, sistemas de recuento tramposos y nulo control social de las decisiones políticas. Una dictadura plural poco encubierta, la verdad, sólo invisible porque nadie la nombra de esa manera, salvo nosotros. Los Repúblicos.

La Partidocracia no impone la Ley del silencio pero sí la del susurro, si la Razón de Estado no ha marcado con suficiente violencia la materia prima, entonces el Gran Texto no puede ser repetido. Curiosamente la violencia del poder genera una sumisión estrecha al amo, un suerte de “goce” lacaniano porque no tengo más que al amo que me fustiga.

El recorte actual proviene de una suerte generalizada de goce pulsional, falo despótico que distribuye carencias, la voz partidocrática es unanime en esto: Voz que legisla, norma que entona los motivos de la anormalidad, grupos sociales que se convencerán de que son productos de conflictos epocales, eventos irreversibles, ciclos de la Naturaleza. La mentira política en marcha.

Al nombrar de otra manera lo que ocurre le atribuimos su destino, un espejo que obstinadamente devuelve la imagen de lo normal, de la Verdad Política.

La Canalla Política adueñada de España. Habéis ido cumplimentando las arrugas de vuestra alma como una esfinge de pacotilla, adherida al espejo del aseo cotidiano. En el páramo rutinario de vuestra adultez no medra la insolencia, ni la sublimidad hirsuta de los dioses, sólo el aplacado afán de la componenda, la voracidad opaca de vuestra entrega. La verdad es para vosotros la indiferencia sin aspavientos, la certeza más allá del fortín de lo azaroso. Aventura es para vosotros el nombre de un género literario. La entrega moral os ha cercenado las aristas de una sensibilidad adolescente que todo lo vivía como extrañeza. Os queda poco, lo prometo.

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