El día después Se han cumplido las expectativas electorales. Los devotos, han confirmado a los populares para que sus ilusiones sean una realidad.   Estas elecciones, pese a estar trucadas por el sistema proporcional de listas, crean una apariencia de libertad política. Pero la realidad es que los resultados electorales son indiferentes para los gobernados, como lo van a demostrar una vez mas, los futuros y próximos acontecimientos.   Varios desafíos esperan a la nueva alternativa política, que hasta la fecha no ha desvelado programa alguno de gobierno. Entre ellos, cabe destacar el desempleo, la recuperación económica y el crecimiento.   El estallido de burbuja inmobiliaria, de la que es coparticipe el partido popular, ha sido el principal detonante de la destrucción de miles de puestos de trabajo, con un total de 5 millones de desempleados en la actualidad. Uno de cada dos jóvenes entre 18 y 24 años no tiene trabajo y son casi 1,5 millones de hogares en los que todos sus miembros están desempleados. Pero frente a estos datos, lo único que se conoce del futuro gobierno, es que van a ofrecerles trabajo justo, estable y flexible. Es decir, ninguna medida real, ni concreta.   En la noche electoral, el mandamás popular manifestó, que se va a articular un amplio consenso con comunidades autónomas, partidos, organizaciones de todo signo y condición y un largo etc., lo cual, es un mal presagio y deja abierta la puerta, a nuevas componendas que difícilmente van a solucionar la crisis institucional y económica que padecemos, con un déficit y un descontrol del sector bancario que la autoridad del Banco de España no ha atajado en ningún momento, teniendo que ser el Estado, el que recapitalice a la banca privada y publica con dinero de los contribuyentes, mientras sus dirigentes se han blindado sueldos de escándalo y de clara provocación social.   Esta es la situación señores populares. Y frente a esto, hacen falta medidas concretas y urgentes.   Pero   eso   si,    priorizando   las reformas en el actual despilfarro institucional y bancario, exigiendo responsabilidades a quienes nos han llevado a esta situación. Pero mucho nos tememos, que a juzgar por los primeros balbuceos del líder popular, reunión sin luz ni taquígrafos con la banca, los devotos y los no devotos, van a ser los actores principales de la nueva sangría impositiva. Y si esto ocurre, lo cual no deseamos, será la clara demostración de que no existe control alguno por parte de los gobernados frente a la impunidad de los partidos del estado, pues da lo mismo lo que un partido haga o se aventure a prometer, porque ello equivale a haber votado lo que hay para seguir siendo lo que es: una oligarquía de partidos sin control alguno por parte de los gobernados.

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