Cuando la deuda pública española ha alcanzado ya el billón de euros, la estadística reza que los españoles debemos a prorrata y “per cápita” 50 mil euros cada uno (más de 8 millones de las antiguas pesetas por persona). Eso no es lo que debemos cada uno de nosotros al banco, es lo que nos tocaría pagar, conforme al padrón, en caso de insolvencia del Estado, las autonomías y los ayuntamientos. Lo que cada cual deba al banco es cosa aparte. No nos inquietemos por estos datos, nos dice la clase política más flemática que nunca; habrá que hacer muchos sacrificios, comenta lacónico S.M. a los periodistas el día que fue a comer con Bono para despedir la legislatura. Y es verdad, el corralito aún no está a punto, está pasando el engrase.   La clase política, que solo ha demostrado audacia en el despilfarro y la corrupción, para camuflar el socavón de las cuentas públicas que ella solita ha horadado, refinancia la deuda una y mil veces, con tal de disimular sus vergüenzas y encubrir sus tropelías, a costa de retirar del presupuesto anual hasta una tercera parte para intereses. Pero la bola se ha hecho ya tan grande que lo de las tijeras, los recortes y la austeridad va a perecer una broma en las próximas rebajas, que llegarán antes de enero.¿Será tan ocurrente, ingeniosa y graciosa la clase política como la describen los medios, o se conformarán con el “y tu más”; expresión con la que pretender negar su propia corrupción y acusar al otro -da igual quien fuera- por ser mucho mas corrupto?   Los contenedores de basura ya no dan para aplacar el hambre de tantos rebuscadores, ni queda humor para ponerles nombres en inglés y así “postmodernizar” su miseria. Los bancos de alimentos no dan abasto para atender a todos los que reclaman su auxilio. Las familias de los parados, que es la seguridad social de los que ya sólo viven en Estado de malestar permanente, han gastado todos los ahorrillos, y ahora cuentan los fideos que echan al agua con sal donde los cuecen; y mañana mas fideos, cada día mas aguados y mas sosos.   Un billón de euros rinde, al menos, cincuenta mil millones en intereses anuales. Eso es lo que se fuma y se bebe la clase política sin ir al estanco ni entrar en el bar. Nos lo quitan a todos vía impuestos, que es al final la manera de pagarlo todo. Y cada vez hay menos gente a la que exprimir; si pudieran nos hacía donantes forzosos de sangre a todos. Es la deuda con la que todos los partidos han mantenido sus viveros de votos. Ese es el secreto del endeudamiento que ahora nos arruina. El precio de la demagogia que han volcado sin escrúpulo alguno sobre el pueblo español durante décadas. La partidocracia pasará a  la  historia  por  haber  construido  el trampantojo político mas indigno que podamos imaginar, nada es de verdad, todo es “como si” fuera.   Nuestro problema es que el Estado de partidos, nos ha endeudado hasta la ruina y si queremos salir de ella primero tendremos que ocuparnos de evacuarla de los salones del poder donde se complace y trama sus consensos; y digo ruina sin eufemismos ni exageraciones. Ruina, quiebra, devastación y decadencia por décadas. Ese es el futuro que la partidocracia nos depara si entre todos no lo remediamos, conquistando la libertad política colectiva.

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