Despertamos, son casi las 7 de la mañana. La noche se hace cada día más corta, y con esta sensación afrontamos un nuevo día de caminar, hablar, escuchar, compartir… Dejamos atrás Almansa. El cansancio se va agudizando, a lo lejos junto al camino vemos una casa desde la que alguien nos saluda. Nos acercamos, llegamos a la Casicarural Los Pastores, sus propietarios nos invitan a calmar el calor con bebidas frías y fruta fresca. Gracias! Aún queda más de la mitad de la etapa por andar, pero las distancias se acortan con el afecto que demuestra la generosidad de la gente. Ahora sabemos que fuera de las grandes ciudades también hay miles y miles de personas indignadas. Esta vez es un vecino desde una moto quién nos saluda y nos ofrece helados y agua fresca. Gracias!   En Ayora nos recibe la plataforma “No al cementerio nuclear de Zarra”, que nos pone al día sobre la problemática del proyecto de Almacén de Residuos Nucleares y de cómo están organizándose para oponerse a esta imposición. Tras la comida realizamos la habitual asamblea de coordinación. Hoy hemos tenido que tomar una difícil decisión. Nos desvinculamos de uno de los caminantes, quién se ha presentado como representante de 15m y ha estado consumiendo en numerosos establecimientos de los que se ha ido sin pagar. Todos los que integramos esta marcha estamos de acuerdo sobre que esta práctica va totalmente en contra de nuestros valores y expulsamos a las personas que actúan de esta manera. Aceptamos y agradecemos la bondad de las personas que nos cruzamos en el camino, pero no nos aprovechamos de ella.   Marcha de indignados en Ayora A las 8 comienza la asamblea ciudadana en la plaza del pueblo, unas 200 personas participan. Unas vecinas nos cuentan algunos de los problemas locales, sobre todo enfatizan todos acerca de uno en concreto que les tiene especialmente preocupados, el cementerio nuclear de Zarra. Para cerrar la asamblea, un momento de gran emoción. Nos despedimos de Miguel Angel y, su hijo de 4 años, Miquel, quienes después de varios días caminando con nosotros vuelven a su casa. Ha sido muy especial compartir estos momentos con ellos y desde aquí queremos volver a agradecerles su apoyo. Al terminar hablamos con la gente, empieza a llover, nos resguardamos en el polideportivo donde dormimos.   La mañana del domingo salimos caminando hacia Carcelén. Allí nos reciben “con honores”. Nos esperaba la Alcaldesa y habían preparado un sabroso gazpacho manchego para todo el pueblo. En Carcelén, como en Ayora, también la plataforma contra el almacén de residuos nucleares es la causa que moviliza. El tema se complica cuando se conoce que el proyecto sitúa el polémico almacén en una zona limítrofe de las provincias de Valencia y Albacete, Comunidades Autónomas distintas, y que el Alcalde de Zarra, municipio que se ofreció para albergarlo, está imputado por delitos inmobiliarios. Por la tarde, en la asamblea, además se ha denunciado que en el municipio, con mucha población de edad avanzada, no hay asistencia médica por las tardes, y la escasísima comunicación mediante transporte público con la capital, Albacete, se reduce a un autobús diario (va por la mañana y vuelve cuando termina la tarde).   El alcalde ha actuado como un ciudadano más y ha participado en la asamblea. Nos ha contado sus luchas al frente del pueblo, como un activista más, manifestándose en el Paseo de la Castellana de Madrid. Un alcalde que es antes un luchador de la plataforma de lucha ciudadana que el Alcalde institucional. Un alcalde indignado que ha colaborado en todo lo posible poniendo a nuestra disposición lugar para el alojamiento. Lástima que nadie hubiera reflejado, para el acta, la impotencia de la sociedad, incluso con el poder municipal a favor, para impedir los abusos de poder del Estado, la imposibilidad de control del poder. Esperamos a Toni con los brazos abiertos y una sorpresa.

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