Hoy, noveno día de marcha, nos hemos encontrado la primera dificultad relevante en el camino. Hemos salido temprano de Xàtiva (Játiva) y hemos llegado también temprano a Canals. La organización de la marcha, que cada etapa se encarga de contactar con antelación con las autoridades locales del lugar al que nos dirigimos, ha seguido el protocolo habitual hasta hablar con el alcalde. Pues bien, el señor alcalde de Canals además de no poner ninguna facilidad, ni polideportivo, ni parque, ni nada, ha terminado la conversación así: “Si se os ocurre pasar por aquí podéis tener problemas”. Era normal que todos camináramos con el desasosiego de no saber cuál iba a ser el recibimiento.   Ya entrando en Canals hemos comenzado a charlar con la gente del pueblo. Desde luego esta gente no está representada por su alcalde. Todavía no habíamos llegado cuando un hombre ha ofrecido la piscina para que descansáramos y pudiéramos tener un campamento. Tras la comida y el baño, asamblea interna. Los conflictos sociales se reproducen en la comunidad de la marcha, pero todos se han ido resolviendo en estas asambleas internas. A las ocho, como es habitual, se celebra la asamblea en el pueblo. En Canals no se había celebrado ninguna asamblea popular desde que comenzó la tendencia el 15M. La sorpresa es que allí vinieron unas cien personas, el doble de los que éramos nosotros. La disposición era evidente pero la falta de costumbre los mantiene cohibidos, sin participar. Rompe el hielo ¡un niño!: “No puedo pedir muchas chuches porque mamá dice que no hay mucho dinero”. A partir de ahí el miedo se ha esfumado y la asamblea ha sido fluida e intensa. Lo maravilloso ha sido el final, que ha consistido en la fundación, allí mismo en aquel momento, de la asamblea de Canals, por iniciativa espontánea de una docena de vecinos a través del altavoz. En la mayoría de los pueblos que hemos recorrido ya tenían alguna organización de asamblea antes de nuestra llegada. Cuando ya anocheciendo tomábamos camino a Montesa, donde dormiremos hoy, sentíamos que habíamos dejado una criatura, para que Canals la haga crecer y nos acompañe al final de esta marcha de la libertad el 23j en Madrid.   Anoche llegamos tardísimo a instalarnos y me fue imposible comunicar con la redacción del diario para enviar la crónica, disculpad el contratiempo. Reservo la última parte para mencionar a Jimmy, el caracol, que nos deja unos días. El ánimo de la marcha sin sus cuernos de colores y su alma de payaso no es el mismo. Nos vemos en Moixent.

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