El poeta Luis García Montero, el pacifismo y el oxímoron “democracia de partido” Luis García Montero, poeta de la experiencia, reflexionando, en su periódico Público, sobre el método pacifista de lucha del 15M y a propósito de los hechos ocurridos a la entrada del Parlament en Barcelona el pasado 15J, llega a la conclusión de que vivimos en una democracia a la que simplemente falta mejorar sus procedimientos de resolución de conflictos.   Y ¿cuáles son esos procedimientos de resolución de conflictos? Pues no son otros que los partidos y los sindicatos. Partidos y sindicatos integrados perfectamente en el estado. Desconoce que en democracia se eligen candidatos y no partidos. Las metáforas confunden la inteligencia política del poeta. Las metáforas y la ingenuidad en confiar en los políticos que implementan los recortes de derechos sociales. Esa ingenuidad revela el servilismo político voluntario del mayor número de los españoles aún hoy en día.   Nos propone el poeta un debate imprescindible sobre el tema del pacifismo “porque no debe confundirse” el método de la no violencia “con la ausencia de conflicto”. Pero no nos propone algo semejante sobre lo que debemos entender por democracia cuando es la democracia la causa final del movimiento 15M.   Es cierto, por lo demás, que la vida pública, la acción política e, incluso, la vida misma, es “conflicto”, pero afirmar, con Heráclito, que la lucha está en todo lo real que fluye, no significa que debamos confundir el método con el fin u objetivo del movimiento de rebeldía de los indignados.   García Montero confunde los medios con los fines. El método del pacifismo no es un fin en sí mismo que anule la lucha constituyente por una democracia. Al contrario, la moviliza mucho más.   El método es la no violencia o pacifismo revolucionario y es un principio inquebrantable que no admite excepciones. El fin u objetivo es la democracia en España y Europa.   La democracia que permita cumplir las demás exigencias del movimiento 15M y DRY. La democracia representativa es lo que queremos conseguir y la situación política actual no es la democracia (“lo llaman democracia y no los es” ). Pues bien, el poeta de la experiencia, en cambio, parece que no ha oído todavía dicha exigencia o, peor aún, confunde la exigencia real de democracia con una metáfora poética.   Al igual que los demás intelectuales librescos, y los parlamentarios del Congreso ayer mismo, del régimen de poder de la Monarquía de partidos, Luis García Montero parece estar pensando que las 977.000 personas que se manifiestan por toda España están simplemente pidiendo caridad a los políticos de la ya existente democracia española. No piden caridad, piden Justicia y Libertad.   García Montero llama “democracia de partidos” a la supuesta “democracia” que tenemos. Y no es otra cosa que una contradictio in terminis pues si hay algo contrario a la democracia son los partidos integrados en el estado.

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