Dignidad humana y experiencia (foto: dismantledthoughts) Una palabra llamada ‘Dignidad’ Cuando el 12 de Octubre de 2003, lejos hoy más de 7 años, el recién elegido presidente del Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, permaneció sentado mientras pasaba ante si la bandera norteamericana en el Desfile de La Hispanidad, supe de inmediato que no íbamos a tener las cosas fáciles. La misma persona que había conquistado la Secretaría General del PSOE el 22 de julio de 2000, apostando por “un cambio tranquilo, sereno y disciplinado”, cometía públicamente un importante error de bulto al atribuir la bandera de un país al Gobierno y no a los ciudadanos. De modo que su insulto al pueblo estadounidense, más propio de dirigentes tipo Hugo Chávez o Fidel Castro que de un gobernante europeo, era la primera muestra de que no estábamos ante un hombre de Estado con fuerza y carisma sino ante otro elemento más al albur de la oligarquía partitocrática. Zapatero entraba en acción de manera soberbia, pese a sus continuos cantos al ‘talante’, que finalmente resultó un estúpido ‘buenismo’. Para un repúblico que centra su atención en el sistema político y no en las mentiras y fuegos de artificio de los partidos que se reparten el pastel, este socialista debutaba logrando una paradójica combinación: la entrada de un elefante en una cacharrería y el trotecillo alegre, pastoril, virgílico, de una gacelita.   Dice el refranero español que no está bien “hacer leña del árbol caído”. Pero en muchísimas ocasiones la nobleza del vegetal no puede extrapolarse a la simplonería, irresponsabilidad e inutilidad de personas cuyas decisiones no quedan sobre sí como la sombra del árbol en su derredor cuando el sol está en el cenit. No. La umbría oligárquíca cubre a muchos millones de seres que viven un sistema corrupto y fraudulento que se les vende como democracia porque pueden votar cada cuatro años, cuando realmente ese sufragio no es sino una artimaña más para perpetuar el vergonzoso statu quo. En el caso del repúblico, la recomendación del refranero resulta irrelevante e inaplicable. Es obvio: por lo que se refiere al sistema político, a la Constitución y a los ciudadanos, da igual Zapatero que Rubalcaba, que Carme Chacón, que Rajoy, que Esperanza Aguirre, que Gallardón … Son nombres que no significan nada. Luego el análisis sobre su gestión se basa más en atender a la coherencia que en otra cosa, ya que tenemos una premisa que no se mueve: todos ellos nadan y pescan en la oligocracia.   Estoy tan acostumbrado a observar la manipulación, que sonrío cuando veo cómo se repiten una y otra vez los mismos clichés. La denominada ‘fontanería’ de los políticos no basa su acción en la inteligencia sino en la genuflexión ‘ante la mano que nos da de comer’, frase que trae la indignidad y la falta de autoestima a primer plano. De este modo, debe existir por ahí un libro de recetas para aplicar según los problemas que acontezcan. Y las aplica no sólo el entourage del gobernante sino también los medios de comunicación afectos y dependientes de las prebendas a cargo del dinero público. Así, la caída de Zapatero no sólo significa la pira de un héroe de papel, sino también la del papel que le ha servido de cuna. Se entiende, creo.   Es la primera vez que aparece en este texto la frase ‘caída de Zapatero’. Convendrán ustedes en que, cuando un líder político que ha llegado a las chanzas de los niños de primaria, ha ido hacia atrás hasta notar la tangencia de sus pataleados glúteos con la pared, lo primero que hace es decir que ya tenía calculado marcharse y que lo ideal es estar dos legislaturas al mando del país. Y yo añado: sí señor. Bastan 8 años para dejar al país en la ruina moral, política y económica. Ahora que continúe otro con el trabajo. No lo admite el lenguaje, pero como hago las cosas my way, lo digo sin tapujos: Zapatero no se va. Lo van.   En 1977, como todos saben, el norteamericano Tom Wolfe acuñó por primera vez el término ‘Nuevo periodismo’ para matizar de manera importante y avanzar criterios con referencia a los géneros informativos y su tratamiento empleados hasta entonces. Hace días, Wolfe, con 78 años de edad, señaló que el nuevo periodismo ya era viejo. Pero no porque hubieran quedado invalidadas sus tesis del pasado siglo sino porque habían avanzado. Así, destacó que “el simple observador no importa”, insistiendo en la necesidad de una aportación del periodista a los textos abordados. Eso que se ha llamado ‘periodismo interpretativo’ o ‘periodismo literario’. Y me fui a Wolfe para decirles que la elección de un titular es de tal importancia en la digestión de la noticia que llegan a plantearse en muchas ocasiones dos verdades. Pero una es mucho menos verdad que otra si practicamos un periodismo avanzado –y digo avanzado y no tendencioso– que no mantenga separados por alambre espinoso los géneros, es decir que no continúe en los años 70 del pasado siglo.   “Zapatero anuncia ante el Comité Federal del PSOE que no será candidato en 2012”. ¿Recoge el titular una verdad? Sí. ¿Recoge la verdad en un contexto amplio de memoria histórica e interrelación de noticias? No. En absoluto. En primer lugar, Zapatero anuncia algo que era conocido por todos los miembros del Comité. El vocablo ‘anuncia’ es entonces, cuanto menos cuestionable. Vamos más allá hacia un titular más certero. Debería decir: “El PSOE fuerza a Zapatero a renunciar a unas nuevas Elecciones”. ¿Qué es interpretativo? Pues sí. ¿Qué es tendencioso? Jamás. Este titular recoge una vox populi que aprecia toda España. ¿Qué ocurre entonces? Pues que los medios no están dirigidos a fomentar la capacidad analítica del ciudadano sino a hacerle comulgar con los panes que se fabrican en los molinos de la partitocracia. La verdad no puede perjudicar al partido. Luego, mintamos al pueblo que los eligió. La inmoralidad.   Este árbol caído del que no pretendo, como ya dije, hacer leña, consciente también de que poco calentaría ese fuego, se ha derrumbado sobre si mismo. Como la demolición controlada de un edificio. Zapatero se ha dinamitado y ha dinamitado a España. ¿Con la mala suerte de una crisis económica mundial? Sí, pero también con la mentira, el eufemismo, la falta de ideas, la inoperatividad, como modo de enfrentarse a ella. Zapatero no ha gobernado para los españoles sino para asegurar la continuidad de su partido. Ha sido paradigma de una partitocracia frustrada en todos los órdenes. No tiene nada positivo que exhibir. Hasta su cara, deteriorada por la angustia, ha sido obviada en las noticias sobre su adiós. Las fotos que acompañan a la informaciones pertenecen a un Zapatero que ya no existe.   Llegados aquí, echemos una mirada al escenario: nuestra situación socioeconómica es de quiebra, es posible/probable/previsible/predecible la secesión de Cataluña, a nivel internacional nuestro peso es casi cero, mantenemos una guerra contra Libia, las tasas de paro y pobreza son alarmantes y las perspectivas de crecimiento del PIB en los próximos años, nada halagüeñas. La deuda no es sólo una brutal deuda sino también un adiós a la Unión Europea y el mapa autonómico y municipal es una auténtica sangría donde la corrupción campa a sus anchas. A la ‘relación con ETA’ es preciso echarle de comer aparte.   Y en ésta coyuntura, ¿qué hace en La Moncloa un presidente infravalorado por los ciudadanos (según el CIS, el peor valorado desde la Transición) y que está fuera de juego y preso de la lucha interna de poder en el PSOE? ¿Se queda allí hasta 2012 por el bien de los españoles o para no perder la opción de intervenir en la elección de sucesor y en las consecuentes conspiraciones? Me inclino por esta última opción. Y es aquí donde surge esa palabra llamada ‘Dignidad’. Nuestro presidente ha dejado también en el camino la dignidad.   Una periodista ‘cercana’ al señor José Luis ha escrito estos días que el jefe del Ejecutivo comentó a un amigo: “Llegué con una sonrisa y me iré con una sonrisa”. Una muestra más de la sociedad del parecer sobre el ser. No ha advertido que no es una estrella de Hollywood sino un presidente de Gobierno. Nos interesan sus decisiones, no su rostro y ha optado por salir como entró: cantando al talante y ocultando la verdad a los ciudadanos. El colmo de su desfachatez es haber señalado también en el Comité Federal que “Voy a hacer campaña explicando por qué hemos salido de la crisis". No me extraña nada que el Financial Times lo llamara “estúpido”.   Un hombre debe serlo por encima de la profesión que desempeñe y un gobernante despreciado por los ciudadanos se convierte en un dictador si no desaparece de inmediato.   El ‘Bambi’ pacifista lleva gastados unos 4.300 millones de euros en guerras y tiene fuera del país alrededor de 7.000 hombres. Ahora ya no se queda sentado cuando pasa la bandera de EEUU sino que se pone azorado y firme al teléfono cuando llaman Barak Obama o Ángela Merkel. José Luis Rodríguez Zapatero ingresará, al menos, 150.000 euros anuales cuando abandone el cargo. Fijará su residencia en León. Construcciones Miguel Vega se encargará de levantar su chalé en la lujosa urbanización Cantón Blanco. Pero en su vocabulario no aparece una palabra llamada ‘Dignidad’.   La dignidad tiene un precio y me temo que con 150.000 euros cada año no podrá sobornar a la losa de la Historia.

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