(Foto: World Bank) Elasticidad política El Reino Unido se vincula en el primer diecinueve, y en términos de contexto, tanto a la Revolución Industrial como a aquella Europa entre la Revolución y la Restauración. En lo intelectual, se da entonces en aquellas tierras una encrucijada que iba a marcar la evolución de la Historia Intelectual Contemporánea. Una de las obras sobre las que pivotará este fecundo debate decimonónico será “The Resources of the British Empire”; publicación desde la que se pueden leer no pocas reacciones y posicionamientos epocales.   El Imperio de Su Majestad, se propone alcanzar la supremacía mundial escuchando diferentes posiciones, y desde el conocimiento estricto de las posibilidades reales del Estado. En cualquier caso, se parte también de una forma de pragmatismo romántico que se puede seguir en no pocas publicaciones y autores de hace no más de doscientos años. Aquellos apuntes y miradas hacia soluciones pragmáticas, son hoy reconocidas -aún en autoras como Shelley-, en obras de indudable actualidad, como “The truth about Romanticism”. La cuestión de la prosperidad y la racionalización de los recursos esta en el centro de la discusión y desde ahí, David Ricardo, Malthus, Robert Owen, y otros que nos son menos conocidos, es que comienzan a discutir posturas entre lo político, lo económico y lo religioso.   Singularmente pragmática es – así mismo y en algún sentido-; la postura del Profesor Herbert H. Werlin en “The Evolution of Political Power in Political Development”, trabajo en el que se plantea la posibilidad de trazar una perspectiva de análisis del poder y su evolución en términos comparados; siendo este un enfoque académico común en el Derecho o la Filología.   Es central en Werlin garantizar el crecimiento y la prosperidad en primer término – los recursos -; separando este asunto del tipo de régimen o particularismo político cuyo estudio eventualmente nos ocupe.   Consecuentemente, el profesor de Maryland y consultor del Banco Mundial, nos hace ver que en cualquiera de los sistemas ensayados y dando como central el asunto de la población y los recursos, es entonces necesario acercarse a formas elásticas de organización desde las que vencer términos tradicionalmente irreconciliables en el ámbito de la Teoría Política. Desde el punto de vista de nuestro autor, la elasticidad es clave para entender la pervivencia y el éxito de los sistemas, permitiéndonos este concepto, superar dicotomías vinculadas a la literatura política tales como conflicto / armonía, centralización / descentralización o elitismo / pluralismo.   En “The Evolution of Political Power in Political Development”, encontramos reflexiones en relación con regimenes autoritarios, corrupción y desarrollo, o democracia, corrupción y desarrollo. Desde el punto de vista del provocativo Werlin, la Teoría de la Elasticidad Política tendría sentido en el marco de estos estudios comparados. Estudios macro y comparados, en los que vemos con el profesor de Maryland como de modo efectivo y en ocasiones, un proyecto autoritario puede dar en ser económicamente más exitoso que otros más democráticos. Si sabe re-inventarse. Vietnam, India, Bangladesh o China, como otros estados del área del Caribe son casos que resultan ilustrativos a este nivel.   El Profesor Herbert H. Werlin concluye entonces que el poder ha de tener -bajo cualquier forma institucional-; tanto capacidad de persuasión como de adaptación, sin llegar a permitirse la degeneración, el abuso o la corrupción excesiva.   Los sistemas avanzados son flexibles y abiertos. Y debaten, para después ofrecer medios para desarrollar la economía y controlar el poder. La elasticidad, la desregulación y el pluralismo no deben dar, para Werlin, en abolir la disciplina o la coerción si es que se quiere adaptar y abrir los sistemas a nuevas condiciones históricas a un tiempo que hacerlos pervivir.   Las democracias partisanas, en oposición a esto; dan paso a posturas pluralistas, no reguladas y progresivamente alejadas del Derecho. De ese modo, no tardan en transformarse en el medio más óptimo para el florecimiento de la misma corrupción que las torna ineficientes y víctimas propicias. {!jomcomment}

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