Smoke on the water (foto: PandaRojo) Humo sobre el agua De la misma forma que la famosa fábula de Esopo anunció con señales asombrosas el parto de los montes y éstos parieron un pequeño ratón, así ha sucedido con las reuniones llevadas a cabo en el bello palacio madrileño de Zurbano: intentaron fabricar un haz de rayos luminosos (un paquete de medidas económicas) capaz de alumbrar sus mentes y conseguir la solución a todos los problemas económicos y sociales de España y solamente fueron capaces de juntar, mediante Decreto-Ley, un manojo de mimbres para hacer una pequeña cesta.   De este manojo destacan el estímulo a las chapuzas caseras (beneficios fiscales para la rehabilitación, arreglos y mejoras de viviendas) capaz de generar miles de puestos de trabajo, sin pararse a pensar que la mayor parte de esas tareas serán engullidas por la economía sumergida, como ocurre ahora. Presentan la fabricación de coches eléctricos y la construcción de puntos energéticos para recargarlos como paradigma de la nueva economía sin saber quién, cómo, cuándo y dónde se ensamblarán ni cuánto costarán. Como en la vieja canción de “Deep Purple” sólo es “smoke on the water” (humo sobre el agua).   Para agilizar el mercado crediticio prometen la conversión del ICO en un banco directo, mayor titulización del déficit tarifario eléctrico, la creación de un Fondo de titulización de facturas de las PYMES y la posibilidad de que los Fondos de titulización hipotecaria puedan adquirir los inmuebles hipotecados; sin darse cuenta que lo único que pueden conseguir es un registro bancario de créditos impagados, más derivados financieros en circulación y un alivio a los balances de los Bancos y Cajas de Ahorro. Aprovechan este cajón de sastre de normas deslavazadas (es su costumbre) para dar pinceladas blancas a una casa en ruinas (libertad de amortización, recuperar el IVA de las facturas no cobradas, exención tributaria de las cantidades percibidas por transporte público, continuidad de los contratos públicos y las subvenciones de aquellas empresas que estén en concurso de acreedores…..) con la infantil fantasía de estar construyendo un castillo de hadas en el que todo es posible.   Como guinda de este pastel nos presentan un faraónico plan de infraestructuras, que comenzará en breve (eso dicen), financiado por las empresas concesionarias con créditos y avales públicos, cuyas amortizaciones comenzarán en 2014, para que no cuente en el déficit de 2013 exigido por la UE (eso creen). Pero la realidad nos dirá que la mayoría serán para las diversas líneas del AVE (la moda actual) y, con suerte, algunas migajas caerán en el sistema nacional de transporte ferroviario de viajeros y mercancías y en la mejora del transporte de cercanías de las grandes ciudades, auténticas prioridades de la inversión pública. Pero nuestra clase política, representante de sí misma y alejada de la sociedad civil, una vez más nos ofrece humo sobre el agua.

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