¡Oh!, nuestros sindicatos no han muerto, siguen vivos. Tenéis todo el derecho del mundo a protestar, pero llegáis demasiado tarde. Sería mejor decir que tenéis la obligación de protestar por las injusticias sociales. Quizás, avergonzado el veros sentados en vuestros “Ministerios Sindicales”, os habéis figurado que la revisión de jubilación de 65 a 67 años era una buena ocasión para dejarse ver y procurar que los ciudadanos no olvidásemos que habéis permanecido quietos y en silencio ante una de las mayores (¿la mayor?) destrucciones de empleo de la historia de nuestra nación, os recordamos que ya hay más de 4,5 millones de parados.   ¿Por qué no habéis gritado de rabia por la situación económica que ha ido empeorando mes a mes hasta llegar a la recesión? ¿Por qué no protestáis por los gastos suntuarios e inútiles de nuestras Administraciones Públicas en cuyas instituciones figuráis? A vuela pluma os recordaremos que sois partícipes de diversas Comisiones Estatales, de la Fundación del Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje, del Servicio Público de Empleo Estatal (antiguo INEM), de la potente Fundación Tripartita (antiguo Forcem), de la Fundación de Riesgos Laborales, del Consejo Económico y Social (y Consejos Económicos y Sociales de las Comunidades Autónomas). Con tantas ocupaciones no tenéis tiempo para los asuntos que aquejan a vuestros afiliados, a la inmensa mayoría que no lo están y a los desheredados sociales (parados).   Sois los representantes de los trabajadores, cargos muy loables que velan por la equidad en las relaciones laborales presentes (contratos de trabajo) y en muchos casos futuras (pensiones públicas), pero habéis sido elegidos en listas cerradas impuestas a los trabajadores por las cúpulas de vuestras organizaciones burocratizadas. Los puestos se reparten con “justa proporcionalidad”. Y como sabéis, los elegidos estarán más agradecidos a los que los pusieron en la lista que a los trabajadores que la votaron. Serán estos delegados los que elijan los cuadros de vuestros “ministerios”, igual que se hace en este país con los concejales, diputados regionales o nacionales o europeos.   También os recordamos que, salvo las pocas cuotas -deducibles en el IRPF- que pagan vuestros afiliados, el origen de vuestras finanzas es público, pues recibís subvenciones nominativas del Estado, de las Comunidades Autónomas y de los Ayuntamientos. Además participáis en la gestión de los recursos públicos entregados para la formación de trabajadores por la Unión Europea (Fondo Social Europeo), y de nuevo del Estado, las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos. Así que protestad y alzad vuestra voz contra las injusticias sociales que para eso os subvencionamos muy bien.

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