Tras la bajada de la calificación de la deuda de Grecia hasta niveles cercanos a los “bonos basura” por parte de la agencia Fitch, debido a la falta de disciplina fiscal (déficit cercano al 13% y deuda viva del 135% del PIB) y a la precariedad de una economía altamente subvencionada, otra agencia, Standard & Poor, se descuelga con una rebaja de su perspectiva sobre la deuda pública española de "estable" a "negativa", anuncio que precede a una rebaja en el “rating” de España (*). Esta agencia justifica su decisión en la velocidad de crecimiento del déficit público y de la deuda en circulación del Estado, de varios de sus Organismos dependientes, de las Comunidades Autónomas y de algunos Municipios (61,5% del PIB en su conjunto, según el Banco de España), junto con el excesivo endeudamiento del sector privado (el 180% del PIB, según González-Páramo, miembro del Banco Central Europeo), que hace sospechar que será difícil generar los recursos necesarios para pagar sus costes (32.000 M€ prevé el Estado para el año 2010, mucho más que toda la financiación prevista en la ley de economía sostenible hasta 2020).   Este tipo de noticias no suele suponer una preocupación inmediata para los ciudadanos, pero ha desembocado en un auténtico terremoto en la clase política cuyos miembros han reaccionado descalificando o minusvalorando al mensajero por un lado, o atizando a los gestores responsables del desaguisado por otro. Todo ello pone de manifiesto que el paraguas del euro no salva a nadie de la quiebra si no se ponen en práctica medidas económicas adecuadas y que, por absurdo que parezca, el diferencial de tipos de interés entre miembros de la Unión Monetaria se incrementa (debería ser cero). Y ambos aspectos afectan a nuestro país, dependiente en una gran parte de la financiación exterior, que verá agravados inmediatamente sus costes financieros: emisiones con mayores intereses que los demás, cotización a la baja de la deuda española en circulación y aumento de los seguros ligados a su amortización.   Además, circulan comentarios e historias en algunos periódicos influyentes a nivel internacional sobre la situación económica de los “flying pigs” (Portugal, Italy, Greece, Spain) y los excesos de sus economías subvencionadas, sobre el alto desempleo español y la gran influencia que tienen en el Gobierno los sectores económicos más inmovilistas. En fin, una vez más ocurre lo que George A. Akerlof y Robert Shiller, siguiendo la estela de John M. Keynes, han puesto de manifiesto en el brillante ensayo “Animals Spirits”: la gran importancia que tienen la confianza (credibilidad e informes de agencias especializadas), la equidad (el ingente desempleo), las historias (los artículos de la prensa sobre España), la corrupción y la mala fe (la forma de conseguir las subvenciones) de los agentes económicos.

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