El Presidente del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que lo es también del Tribunal Supremo (TS), D. Carlos Dívar, comparecerá el próximo 14 de Diciembre en el Congreso de los Diputados para informar de la Memoria sobre el estado y funcionamiento tanto del órgano de gobierno de los jueces como de los juzgados y tribunales durante el año 2.008. Tan alta personalidad del Estado, se muestra complaciente con tal excepcional acto de sumisión, gustoso de dar explicación al poder político del destino de los dineros recibidos y del funcionamiento del mal llamado Poder Judicial, muy principalmente sobre la sofocada rebelión de los jueces huelguistas, todo ello so capa de transparencia en la actuación de la Justicia.   Esta nueva comparecencia de Dívar ante la Comisión de Justicia del Congreso por requerimiento de ésta será la segunda desde que ocupa el cargo. La primera vez que el más Alto Magistrado se sometió a la misma Comisión fue el pasado 16 de Marzo, y lo hizo con gran polémica y ruido de fondo, tras la primera huelga de jueces y la multa al juez Rafael Tirado por no ejecutar una sentencia que condenó al presunto autor de la muerte de la niña María Luz Cortés. Si en aquella ocasión la rendición de cuentas traía causa en un clamor popular de incomprensión ante una insignificante reprensión corporativa por la conducta negligente de un juez penal, y el hartazgo judicial traducido en acciones reivindicativas, el trasfondo de esta nueva escenificación de pleitesía tiene como escenario la insoportable pendencia judicial de la Sentencia del Tribunal Constitucional sobre el nuevo Estatuto de Cataluña, y el tímido rebrote del conflicto profesional de los jueces, tras la segunda huelga del pasado 8 de Octubre.   En el Estado de poderes inseparados, el lavado de cara de la Justicia ante la incomprensión ciudadana de su actuar o no actuar, pasa por la escenificación de su control por el poder jurídico como tutor de su actuación. Huérfana de la dignidad y conciencia de Poder del Estado, la apariencia de tranquilidad sólo se puede transmitir dando una sensación de firme tutela desde arriba, que no es sino toque de atención a través de su representante máximo a los delegados de los partidos en sus órganos, ya sean vocales del CGPJ, Jueces del Tribunal TC o representantes del Ministerio Público. La ausencia de dignidad en origen del cargo, impide todo ejercicio de la personal, que si existiera exigiría que Dívar, en lugar de mendigar en su comparecencia más medios materiales para su negociado y escurrir sus lamentos ante sus jefes, levantara la voz para reclamar la independencia de actuación, presupuesto y organización de lo que dice representar.

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