Escenario económico. Los Presupuestos Generales del Estado para 2010 son un documento que cuantifica los instrumentos de política económica que el Parlamento pone en manos del Gobierno para que intervenga en el sistema económico. Para su elaboración tienen en cuenta el entorno económico nacional e internacional (la evolución del PIB y del consumo, de los precios y de los tipos de interés, de la balanza de pagos y del paro, de la Deuda Pública y de los sectores productivos) en el que actuarán los agentes económicos, públicos y privados. Pero todo es ciencia ficción y la reciente historia nos demuestra que sus proyecciones sólo son ungüento de serpiente.   Escenario institucional. El Estado ha cedido competencias muy importantes a la Unión Europea y a las Comunidades Autónomas. En 2010 el conjunto del Estado pretende gastar 386.361 M€ (el 38% del PIB previsto) a través de la Administración General del Estado (53% del pastel), sus Organismos Autónomos (15%), la Seguridad Social (31%) y otros Entes y Agencias Estatales (1%). Para hacer frente a estos gastos sueñan con ingresar 274.424 M€ (en cuotas sociales y tributos), así que tendrán que pedir prestado la escalofriante cifra de 111.937 M€ (el 11% del PIB), de los que 36.704 M€ serán destinados a amortizar deudas anteriores. En este escenario, la incidencia directa de la Administración General del Estado (236.404 M€) en la economía es pequeña, pues el 80% de su Presupuesto lo dedica a financiar compromisos adquiridos y a ejercer de agencia de recaudación de impuestos y de endeudamiento para que los demás gasten y dilapiden: intereses y amortización de deudas (25%); transferencias a las Comunidades Autónomas, a las Entidades Locales y a la Unión Europea (33%); cofinanciación de la Seguridad Social, Organismos y Entes Estatales y diversas aportaciones patrimoniales y financieras (22%). Nuestro Estado no es más que un gigante con pies de barro, son las Comunidades Autónomas y las Entidades locales quienes verdaderamente gastan.   Escenario parlamentario. En las enmiendas a la totalidad del proyecto, el grupo que sustenta al Gobierno, al no poseer la mayoría absoluta, se ha visto obligado a pactar con grupos que han aprovechado esta debilidad para sacar otra tajada de lo poco que resta del Estado: el Partido Nacionalista Vasco (pide dar rango de ley a ciertos reglamentos provinciales y evitar su impugnación en los Tribunales ordinarios, conocido como blindaje del concierto económico) y Coalición Canaria (reclama las inversiones insulares prometidas por el jefe del Gobierno). Se pactan los votos antes de emitirlos, convirtiendo al pleno del Congreso de los Diputados en un puro teatro que sirve para escenificar el consenso y sobre todo para que los ciudadanos crean que este régimen político es una democracia.

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