Pocas veces se aglutinó una opinión más extendida por todo el mundo como la de protestar en público por la invasión militar de Irak. Una pura mentira, la de las armas de destrucción masiva, cuya existencia comprobó Aznar por sí mismo, fue el “casus belli”, como pudo serlo cualquier otro pretexto que alegara el degradado equipo de pensadores de la inmoralidad que rodeó a Bush. Pocas veces una guerra ha sido tan inútil en sus objetivos y tan útil para los gobiernos que se beneficiaron de ella. Los promotores de tanta muerte y destrucción, campeones de cinismo y de barbarie, el trío de las Azores y Blair, no han pagado pena alguna por su crimen. Al menos Bush fue humillado por la opinión de su país al final de su mandato. Pero en Europa la inmoralidad política no ha cesado de crecer desde el final de la guerra mundial. Durao Barroso es subido a la Presidencia del ejecutivo de la UE. Aznar se pasea por foros y cátedras dando lecciones de sabiduría política y recibiendo aplausos, dinero y reconocimiento por su estatura de estadista ejemplar. El británico Blair es enviado de embajador occidental a la zona del conflicto palestino y propuesto como candidato a la Presidencia de la Europa que saldrá del ya fracasado Tratado de Lisboa.   El Presidente Obama ha cumplido su promesa electoral con prudencia y dignidad, como hasta ahora está haciendo con todas sus promesas, salvo en el cerrojazo de Guantánamo, donde encuentra más dificultades legales de las que esperaba de sus aliados. En todo Irak se celebró la retirada de las tropas norteamericanas como un triunfo de la resistencia. Una jornada de fiesta nacional que aún no sabe con certeza el precio pagado por el festejo, con centenares de miles de muertos, heridos, desaparecidos y desplazados, una sociedad religiosa más enfrentada entre sí que al inicio de la invasión y un futuro aún más incierto que el de entonces. Ayer se hizo el traspaso de poderes militares. El general Abboud Qambar pronunció la frase de rigor. “La restitución del Ministerio de Defensa es símbolo de la recuperación de nuestra soberanía”. Pero en la aparente alegría de la facción gobernante una inquietud general sombreaba el panorama de la incipiente reflexión sobre el porvenir. ¿Por qué y para qué los actos de terrorismo previo a la retirada de Estados Unidos, que han causado 250 víctimas más? Los más radicales no desean la retirada o evidencian sus peligros, para no retirar el alimento de la causa nacionalista iraquí proporcionado por la ocupación. Las facciones religiosas principales mostrarán sus cartas en el juego de reparto del poder, cuando se vaya el contingente extranjero que aún permanecerá en Irak.   florilegio "Toda retirada militar tiene la dignidad de evitar el deshonor de la derrota."

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí