El catetismo intelectual es una forma de cobardía bien llevada. De mala fe admitida por todos. Puede llegar a ser verdadero autismo, entiéndase que autismo volitivo, si la sociedad en la que se integra el cateto es sosegada en lo político y vivaz en lo económico. Es decidir, si el cateto puede pasar por el planeta sin avergonzarse.   Si el catetismo socio-cultural se caracteriza por la cerrazón amedrentada, la ausencia de curiosidad ante lo nuevo, o la nula capacidad de matización en los análisis y los sentimientos y la necesidad de llevar todo comportamiento o idea a terreno conocido, el cateto intelectual se rige por el mismo prejuicio vital pero armado de prepotencia. Es la mente que, disfrazada de condescendencia paternal o de hostil indignación, soslaya el discurso ajeno antes de que sea pronunciado, pues se esconde tras el necio convencimiento de que conoce lo que todavía no ha escuchado.   No debe confundirse este catetismo con la voracidad de las mentes inquietas, mal educadas, adolescentes o enrarecidas de soledad, que pasan golosa y desconsideradamente sobre cualquier conversación, como sobre cualquier reflexión, ansiando la siguiente fase del razonamiento, el punto final, o la aplicación inmediata. En estas hay arrebatada desconsideración, pero no vulgar y profundo desprecio.   La insensibilidad unida a la inteligencia es un dolor para la juventud de cualquier alma, aunque esa insensibilidad tenga semejanza con la indiferencia, fría e inalcanzable pero atractiva, de los seres increíblemente bellos que habitan la especie humana. La crueldad o la anestesia expresada en forma de cotilleo, de difamación prejuiciosa, de suficiencia ante la obra ajena, sólo van unidas a la inteligencia si la vanidad sirve de nexo. Cualquier enemigo declarado, por terrible que sea, es mejor que la tibieza del cateto intelectual; cualquier convulsión generacional mejor que una nación dominada por este tipo de sociópata. Y no porque el cateto sea aburrido y castrante en su pequeño entorno, que lo es, sino porque siempre servirá de lastre para la libertad de todos.     (foto: javea-xabia)

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