Los hombres son sumamente propensos a esperar y temer, por lo que no les resultaría agradable una religión que no prometiese un cielo ni condenase a un infierno. Todos los creyentes en el Estado de partidos prebendarios– beatos, hipócritas y escépticos-, es decir, los que comulgan con el voto o refrendan las listas preparadas por los jefes de los partidos, están cautivados por sentimientos infundados de temor y esperanza: desde los menesterosos que toman su derecho a percibir una pensión o un subsidio por un favor o una concesión de un partido aferrado a la demagogia, hasta los banqueros, empresarios o magnates de la prensa, que sin autonomía civil, buscan el patrocinio estatal de sus negocios.   (Fuente: paz-poblete) Engatusados por el mandamiento de amar el despotismo oligárquico depositando una papeleta en el altar de la urna, tanto el compulsivo consumidor de bazofia televisiva como el lector de Kundera adolecen de las mismas incultura, inconsciencia e irresponsabilidad políticas. Cuando los potentados temían que con el voto de las masas y de las mujeres sobreviniera un gobierno de los pobres, aquél no era un deber ni un derecho, sino un privilegio de los varones ricos. Después de la conversión del voto restringido en un derecho político al sufragio universal, los oligarcas, que son legitimados por la participación electoral, quieren presentarlo arteramente como un deber cívico.   Pocas veces tendrán los demócratas, los aspirantes a la ciudadanía, una oportunidad tan clara como la ofrecida el próximo 7 de junio, -con ocasión del relleno de un estéril parlamento europeo-, para expresar su inequívoca repulsa de un régimen político que sirve para generar paro y corrupción. Absteniéndose de votar, la sociedad civil pone al descubierto la completa falsedad de la sociedad política, deslegitimándola pacíficamente y abriendo la posibilidad de crear la plataforma social de un movimiento de acción instauradora de la libertad política. Votar a la lista menos repugnante para dar curso a un extraviado sentido del deber ciudadano es tan pernicioso como el voto que blanquea el fraude del sistema electoral y el abuso del poder incontrolado.

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