Una decena de grandes Bancos y Cajas de Ahorro de España han ganado en su conjunto más de 5.000 millones de euros en el primer trimestre de 2009. A esas instituciones financieras el Estado les ha comprado activos “de máxima solvencia” por valor de 19.341,5 millones de euros con la finalidad de que tuviesen liquidez monetaria y así hacer más accesible el crédito a pequeñas empresas, autónomos y particulares; y ha avalado la colocación de emisiones de títulos para esa finalidad hasta 100.000 millones de euros.   Zapatero en Vista Alegre (foto: PSOE) Pocas operaciones que se realizan con las instituciones financieras resultan gratuitas, pues aprovechan prácticas bancarias permitidas o cualquier triquiñuela financiera para exprimir a los ciudadanos que demandan sus servicios. A modo de ejemplo se pueden mencionar la no actualización mes a mes del interés variable de las hipotecas (algunos siguen pagando más de un 4% de intereses, cuando actualmente el euribor está situado en el 1,73%) alegando el contrato firmado (¿acaso no se puede cambiar por iniciativa de alguna de las partes?), el cobro de comisiones por realizar operaciones que hasta hace poco tiempo ofertaban de forma gratuita (transferencias, cobros de recibos o cheques), imposición de intereses usureros por descubiertos y… otras muchas más.   El Estado no debería consentir que utilicen aquellos avales para efectuar emisiones que, destinadas a la captura de capitales exteriores, son colocadas en su mayoría en el mercado interior. Muchas instituciones financieras (Carlos Segovia, Mercados 10-05-2009) compran las emisiones de otras (3%), venden la deuda pública adquirida (2%) y utilizan los avales del Estado para pedir préstamos al Banco Central Europeo (1,5%). Es decir, están haciendo un negocio redondo con el dinero de todos los ciudadanos. Será legal pero es una corrupción financiera en toda regla.   ¿Le importa algo esta cadena de corrupciones a nuestra clase política? No. Ellos están en otra confrontación: a un lado, Zapatero (como si se tratase de Wyatt Earp), aplaudido por 15.000 personas, narcotizadas con sus soflamas en el palacio de Vistalegre, invita a escoger “su lista” en las elecciones al Parlamento europeo para “evitar el caos” y mantenerse en el poder; al otro lado, el líder de la Oposición (como Ike Clanton) lanza bravuconadas a la puerta de la taberna (“ganaremos de calle”, el presidente es un “manirroto y un pródigo con el dinero de todos”) para calentar el ambiente previo al duelo de “O.K. Corral”, conocido en esto pagos como “Estado de la Nación”. Los demás políticos actuarán como pistoleros de poca monta y se alinearán a un lado u otro del duelo.

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