Cartas del pasado (autor: Marty (S)) El Gran Tres A nadie se le escapa que el arte epistolar agoniza. Durante mucho tiempo aguanté la batida del correo electrónico, o bien a base de no utilizarlo en absoluto o más tarde sólo para lo más funcional e inmediato. Pero lo funcional de la epístola no puede sustraerse así como así sin dañar el conjunto. Lo esencial y lo inmediato o funcional son inextricables. Incluso las célebres Cartas a Lucilio (Séneca), grabados imperecederos de la enseñanza estoica, carecerían de sustancia sin la instigación de las presiones cotidianas, que demandan una solución práctica. Lo mismo podría decirse de las excursiones de Flaubert, ya clásicas, en torno a las dificultades del novelista, o de tantos otros epistolarios. De lo que no cabe duda es que el correo electrónico ha introducido el elemento 'prisa' en la escritura, que es el antípoda del arte. Las ventajas de aquél son indiscutibles; las comprobamos a diario. ¿Superan las ventajas a los inconvenientes? No lo sé; supongo que habría que concretar más la situación. En todo caso cabe una reflexión acerca de las consecuencias que tiene la intensiva velocidad de la comunicación para la emisión (o para el emisor). El viejo problema de la calidad vs. la cantidad en horizontes insospechados.   Más en general, también cabe la discusión, sin duda inagotable, acerca de la relación que existe entre aquello que pertenece más bien al ámbito del nosotros y lo más propiamente subjetivo. Cuánto y cómo afecta, por ejemplo, el compromiso político a la elaboración de una obra de arte. Opino que aunque existen tensiones ineludibles entre estos polos, ninguno excluye necesariamente al otro. Y no estoy pensando sólo en el caso de un individuo singular, sino en qué medida la acción política puede y debe ser bella, y la obra artística poseer, siquiera inconscientemente, en tanto que capaz de despertar conciencias, una prolongación político-moral. Y ambas en su relación con lo más objetivo: la verdad.   El Gran Tres (verdad, belleza y bondad –o libertad–) se pone de nuevo sobre el tapete. Y hoy quizá más que nunca, tras erráticas separaciones y tras enfáticas negaciones de una, dos, o todas ellas por parte de distintos pensadores y hombres de acción que han calado decisivamente en el acaecer de la historia. ¿Son las tres Uno?

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