Después de comprobar que la erosión de los balances de los bancos ha sido la causa principal de la crisis de liquidez financiera actual por haber concedido préstamos hipotecarios en cantidades superiores a los niveles elementales de riesgo; y que financiaban aquellos no solo con los depósitos recibidos a largo plazo sino con los recursos pedidos a otros bancos y que, una vez agotados esos medios, empaquetaban aquéllos en títulos (MBS: Mortgage-Backed Securities) para ponerlos a la venta o entregar a un intermediario y así limpiar sus balances, conseguir dinero fresco y continuar concediendo nuevas hipotecas, incrementando la bola de nieve.   Después de comprobar el inmenso tinglado montado por esos intermediarios (mercado secundario) para estructurar esos títulos en tramos de solvencia (CDO: Collateralized Debt Obligations) y asegurar su amortización (CDS: Credit Default Swaps); que al menor soplo de viento de crisis caían como un castillo de naipes y a reglón seguido los Estados, movidos por el pánico, inyectaban ingentes cantidades de dinero de todas las formas posibles, utilizadas para hacer frente a los vencimientos de aquella montaña de derivados, es decir, para tapar sus propios agujeros…   He visto que la crisis financiera continúa y que por mucha liquidez que se inyecte en el sistema, el crédito no fluirá hasta que se restaure en primer lugar la solvencia de los bancos y en segundo lugar la solvencia de las empresas, situación en la que los clientes que compran sus productos pagan sus deudas, y la de las personas, situación que se goza con un trabajo solvente y una economía doméstica solvente.   Pero si los Estados captan los ahorros de los ciudadanos para rescatar a los bancos mal gestionados, las hipotecas impagadas o a las malas empresas y no lo emplean en fomentar las inversiones que benefician a las pequeñas y medianas empresas y a los autónomos, verdaderos semilleros de empleo, además de distorsionar la asignación racional de los recursos detraídos a los ciudadanos, puede suceder que el propio Estado quiebre. Desgraciadamente esta afirmación no es ningún delirio catastrofista, es la constatación de lo sucedido en Islandia, lo que está a punto de suceder en Ucrania, los malos augurios de Irlanda y Letonia y lo que puede suceder en varios países del Este europeo. No en vano algunos dirigentes de la Comisión Europea ya asumen que habrá que liquidar bancos para que el resto no se hunda y el mismo comisario de Asuntos Monetarios de la UE, Joaquín Almunia, ha advertido que Irlanda, Grecia, España, Francia y Malta, de la zona euro, más Letonia tienen déficit excesivos. Y los ciudadanos españoles sin enterarnos porque nuestro Gobierno, que está dando dinero a espuertas a esos gestores, cuida de nosotros para que no suframos cuando…. veamos el precipicio.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí