Cada miércoles, la casa de los comunes inglesa se convierte en un aguacero político sobrevenido de chaparrones endiablados donde las palabras parecieran ser granizo y las frases formaran interrogantes como torrentes desencauzados para irrumpir sobre las espaldas del primer ministro inglés, en lo que, sin duda, es una de las expresiones más genuinas de lo que Max Weber llamó lucha política parlamentaria, el único método de selección de líderes políticos no basado en la demagogia que el profesor germano contempló en “Parlamento y gobierno en Alemania”. Comienza Mr. Khalid Mahmood: “Mis electores de distrito están hartos de la irresponsabilidad de los banqueros que ha costado miles de millones a los contribuyentes, ¿aceptaría usted que estas acusaciones, incluidas las más recientes contra James Crosby, fueran completamente investigadas para restaurar la confianza perdida en nuestro sistema bancario?”. Jaleo, movimientos de banco y el primer ministro Brown contesta intentando acallar a las hordas parlamentarias. A continuación, sin demora y de forma frenética, el moderador, Mr. speaker da la palabra a Mr. Cameron, líder de la oposición. El intercambio de preguntas y respuestas desemboca en debate, gritos, Mr. Speaker llama al orden, order!, order!   Palacio de Westminster (foto: MSH) Mr. Crosby, había sido elegido por el primer ministro Mr. Brown para establecer la nueva regulación bancaria tras quebrar su banco HBOS y haber sido denunciado por un antiguo empleado al que despidió por denunciar los excesivos riesgos del banco. Se levanta el representante del distrito norte de Manchester, su pregunta hace alusión a la imprevisión gubernamental frente a las nieves. Mr. Speaker pronuncia sucesivamente y sin fin los nombres de los representantes que realizan sus preguntas, se tratan temas con números, porcentajes e ideas, desde un registro obligatorio de lobbies hasta el cambio climático. Las preguntas son escogidas por sorteo cada Miércoles y por supuesto no son pactadas.   Afortunadamente para los ciudadanos ingleses, su parlamento sigue siendo un parlamento político, donde según Max Weber, “las únicas personas con el entrenamiento necesario para el liderazgo son aquellas que han sido seleccionadas en la lucha política” realidad que contrasta con la agónica situación española en la que citando una vez más a Weber “el sistema de representación proporcional tendrá como efecto la creación de un parlamento apolítico sin espacio para el liderazgo”, ni para el control del poder.

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