La semana pasada el Presidente del Gobierno invitó a su palacio a varios Presidentes de Comunidades Autónomas para comunicarles las líneas maestras del nuevo sistema de financiación de sus gastos, oír las propuestas de cada uno de ellos y justificar las cesiones efectuadas a Cataluña. Todos los que hasta ahora han pasado por la Moncloa han salido contentos de tales reuniones y el Presidente ha comentado que todas las Comunidades Autónomas saldrán ganado. ¿De donde saldrán los recursos necesarios para que este juego no produzca perdedores?   El sistema de financiación de las Comunidades Autónomas es un conjunto de falacias montado por el actual régimen político para presumir de descentralización como signo de modernidad y de corresponsabilidad fiscal entre el Estado y las Regiones. La primera de estas falacias es la “multilateralidad” que considera a España como si fuese un Estado Confederal basado en acuerdos entre iguales a través del Consejo de Política Fiscal y Financiera. Pero el Presidente del Gobierno, el órgano todopoderoso de este régimen sin control, pacta de antemano con cada uno de los Presidentes de las Comunidades Autónomas en su sofá (bilateral) lo que dicho órgano debatirá y aprobará.   La segunda de estas falacias es el conjunto de adjetivos que le ponen a la corresponsabilidad fiscal una y otra vez en la sucesivas modificaciones proclamando su cohesión territorial, su justicia distributiva y su eficaz cobertura de las necesidades financieras de esos Entes voraces de recursos. Desde su comienzo el Estado ha cedido el 100% de la recaudación de los impuestos del Patrimonio, Sucesiones y Donaciones, Transmisiones Patrimoniales, Actos Jurídicos Documentados, Matriculación de Vehículos y Electricidad; el 33% del IRPF, el 35% del IVA y el 40% de los Impuestos Especiales. Ahora piden el 50% del IRPF (estableciendo tarifas y regulación propias), el 50% del IVA y el 58% de los Impuestos Especiales (tabaco, alcoholes, cerveza, hidrocarburos, etc.). En este relato excluimos al País Vasco, Navarra y a una buena parte de la financiación de Canarias, Ceuta y Melilla.   La tercera falacia afecta al riesgo asumido. Ante las incertidumbres de la economía mundial, estas administraciones desean que el Estado les garantice la financiación de sus gastos mediante variopintos mecanismos: Fondo de Suficiencia, Fondo de Compensación Interterritorial y otros Fondos complementarios. La actualidad de estos días nos muestra los modelos que exhiben los mandatarios regionales en la pasarela de Moncloa vistiendo a esos Fondos con las telas que más les favorece: aportación al PIB nacional, “renta per capita”, población total, envejecimiento de la población, dispersión de la población, insularidad, lejanía, kilómetros de costa escarpada o de arena, lengua propia, etc.

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