Mirada desde el punto de vista de la recesión de la economía mundial, la reunión del G-20+3 ha carecido de trascendencia. No ha tomado acuerdo alguno, de aplicación inmediata, para reactivar las fuentes generadoras de las economías de producción y consumo. Dado el motivo financiero de su convocatoria y la ausencia de Obama, único factor de poder que no tiene responsabilidad en la crisis financiera, era iluso creer que los gobernantes responsables de las catástrofes inmobiliaria y bancaria, sin reconocerse culpables de ellas y en éxtasis de adicción al poder vanidoso, tuvieran la voluntad de acción inmediata ante la perentoriedad de la crisis industrial y de consumo. La asamblea washingtoniana ha tenido lugar cuando la crisis por falta de liquidez en el circuito financiero ha sido resuelta por los bancos centrales, aunque aún no se haya materializado en la fluidez crediticia de la banca, a causa de la desconfianza entre banqueros.   El mayor fracaso en la cumbre lo ha tenido la idea francesa de transformar el FMI en una gobernanza mundial de las finanzas. El triunfo lo obtiene la idea de los emergentes de incorporarse a su dirección y dotarlo de mayores medios para atender a las necesidades de desarrollo de los pueblos pobres. Así lo prueba tanto la composición del grupo coordinador (Reino Unido-Brasil-Corea del Sur) de las normas nacionales que se adopten antes del próximo 31 de marzo, como también el consenso preliminar de que algunos países emergentes se incorporen a la supervisión de las finanzas mundiales, excluida del FMI y confiada al Foro de Estabilidad Financiara del G-7, del que tal vez formen parte India y China. El comunismo chino, tenedor de la mayor liquidez invertida en deuda pública occidental y primer acreedor de EEUU, quiere garantizar la estabilidad de las finanzas capitalistas para así asegurarse el porvenir de sus exportaciones.   Mientras los washingtonianos discutían el sexo de los ángeles financieros que debían regular las finanzas mundiales, la voz del realismo decía: “Al tiempo que actuamos con otras naciones, debemos actuar inmediatamente en nuestra economía. No podemos permitirnos retrasar la ayuda a millones de estadounidenses que habrán agotado su seguro de desempleo a finales de año o perdido su empleo en el sector automovilístico. Si el Congreso de la próxima semana no aprueba un plan inmediato que aporte a la economía el impulso que necesita, ese será mi primer objetivo como Presidente”.   florilegio "Una crisis global requiere una respuesta global si, y solo si, la causa de la crisis también es global. Lo que no es el caso de las crisis financieras."

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