Cerebro de Einstein (foto: Wikimedia Commons) Se pretende aumentar el número de investigadores en nuestro país en 50.000, de aquí a 2015. Para ello la nueva ley de Ciencia hará la carrera científica más atractiva, aumentando los sueldos a los jóvenes investigadores que comienzan su andadura con una beca (nada de empezar con contratos, claro). Quiere así, la ministra, aumentar la vocación científica. ¿O querría decir comprarla?   Con fecha de 29 de junio de 2008, El País publica la revisión a la baja del número de plazas de científicos que se convocarán en 2009: habrá 2000 menos para el año que viene. Cosas de la crisis. Es lógico que afecte a todos los sectores, incluido el que quieren potenciar para que sea a partir de ahora el motor económico del país, en sustitución del ladrillo. Pero se mantienen las previsiones de Garmendia: hay margen hasta el 2015 para incorporar a esos 50.000 nuevos investigadores. Son siete años.   Lo que no acaba de cuadrar con las comunicaciones oficiales del ministerio son sus acciones reales. A fecha de hoy miles de aspirantes a incorporarse a la carrera investigadora siguen sin saber nada sobre la resolución de sus becas. Una de las convocatorias nacionales más importantes, la de becas de Formación de Personal Universitario (FPU), sigue sin resolverse, habiendo expirado ya el plazo de seis meses impuesto legalmente por el propio ministerio. Para muchos de estos recién licenciados, es la única oportunidad que tendrán de incorporarse al sistema de investigación español, y toda su vida está paralizada desde hace más de seis meses. Sin poder independizarse, pagando los cursos y másteres de doctorado de su bolsillo, y viviendo a costa de los ingresos paternos.   Mal comienzo para “aumentar la vocación científica”. Y eso que los todavía jóvenes investigadores ignoran muchos de los escollos que tendrán que superar después, amén de las exigencias que el nuevo ministerio les impondrá: deberán ser científicos de excelencia, publicando mucho y en las mejores revistas científicas del mundo, además de magníficos docentes, gestores y administradores de proyectos, empresarios, inventores y promotores de patentes, buenos comunicadores y divulgadores… Creo que la señora Garmendia va a necesitar algo más que una subida de sueldo si quiere conseguir todo eso. La vocación no se compra, y los buenos científicos, tampoco.

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