Según los últimos datos de la OCDE, el gasto español en salud se sitúa por debajo de la media de los 30 países miembros, tanto en gasto público como privado. La fracción del PIB español destinada a la salud pública supone un 5.9% frente al 6.4% de media en la OCDE. El gasto privado supone un 2.4% frente a un 2.5% en la OCDE. Si analizamos el gasto sanitario en términos relativos por comunidad autónoma, la que menos invierte es Madrid, con un 3.55% del PIB regional (datos del Ministerio de Sanidad). El número de camas hospitalarias en esta comunidad era mayor en 1999 que en 2005, último año con datos publicados (INE). En el mismo periodo se ha registrado uno de los mayores flujos migratorios hacia España y en particular hacia la capital.   Según el CESM (Consejo Estatal de Sindicatos Médicos) España exporta al extranjero entre 800-1000 médicos por año a países de nuestro entorno con mayor inversión pública en salud: Francia  un 8.9%, Portugal un 7.4%, UK  un 7.2%, Italia  un 6.9% y Suecia  un 7.7%. De estos países cabe destacar UK donde un médico de familia cobra de media unas 100.000 £/año frente a los 35.000 €/año que cobraría en España (Estudio EuroGalenus).   A la contención del gasto sanitario le ha seguido el aumento de la carga laboral del médico tanto en pacientes como en horarios, siendo común en los servicios de urgencias de los hospitales, que los residentes sean obligados a trabajar hasta 36 horas seguidas, durmiendo tres durante los dias de guardia.   La escasez de médicos trabajando en nuestro sistema sanitario se debe así, en primer lugar, a la falta de inversión pública. No es de extrañar que todas las asociaciones de representantes médicos se opongan a la apertura masiva e indiscriminada de nuevas facultades de medicina, sin un estudio previo y riguroso sobre las necesidades en recursos humanos, de un sistema de salud diezmado e incapaz de incorporar al personal médico ya formado. Pero esto es fácil de comprender si se analiza la voluntad política de someter la salud a las leyes del mercado, donde la reducción de costes laborales para las empresas es un imperativo en el balance trimestral de lucros sin calidad.   Don Bernat Soria, Ministro de Sanidad

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