La realidad del nueve de marzo es que los españoles han de decidir a qué democrático dictador refrendan para que se haga hombre en su nombre. Una realidad que no ha cambiado desde que los oligarcas de partido se repartieron el régimen franquista. La realidad es que la economía no está tan bien ni tan mal como quieren que se crea. Aunque la nacionalización de las pérdidas de las constructoras que se han enriquecido a lo largo de los últimos treinta años y de las del negocio bancario, además del desplazamiento de voluminosos capitales solidarios a paraísos fiscales y el aumento del fraude fiscal menor, son hechos preocupantes.   La realidad es que continúa la discriminación en y entre comunidades autónomas y se admite la posibilidad de romper la unidad de España de forma legal. Continúa la tan manida como cierta corrupción de los partidos políticos. Continúa la secreta moderación regia de toda la prepotencia gubernamental o de oposición que ponga en peligro el equilibrio de las oligarquías (política, financiera, mediática) que constituye el orden estatal. Contínúa la ausencia de cauce constitucional para expresar en un procedimiento público quién debe ocupar la Jefatura del Estado.   Don José Blanco, portavoz del PSOE (Foto: inmamesa) Tantas y tantas evidencias, que obligan a considerar la miseria moral en la que la partitocracia ha sumido a los españoles. Las instituciones estatales se encuentran en crisis permanente. No queda una sola instancia de poder que tenga autoridad. El nuevo conflicto entre el Tribunal Supremo y el Tribunal Constitucional corrobora la injerencia gubernamental en asuntos que no le corresponderían en una democracia, es decir, si lo poderes del Estado estuvieran separados.   A pesar de todo, mantenemos la esperanza. Lo más peligroso para el régimen no son los continuos abusos de poder de los partidos juancarlistas, inherentes a su naturaleza, sino la crítica pública que pronto servirá de referencia. Hasta entonces seguiremos disfrutando, "elección" tras "elección", del abuso de usurpadores, ladrones y prevaricadores incontrolables.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí