Manifestación de jóvenes científicos La revista Nature publica un minirreportaje en el que reconoce el esfuerzo hecho por el gobierno socialista al doblar el presupuesto de I+D en los 4 años de legislatura. Llegan a aventurar una nueva edad de plata para la cultura y ciencia española si el empeño persiste en el mismo sentido.   Sin embargo, Nature advierte, de idéntica forma que este diario, sobre los peligros que pueden hacer fracasar la mejora en la calidad y cantidad del I+D español. La ciencia española es dependiente en grado máximo de los intereses políticos del partido en el poder que suele anular reformas y leyes, cambiar ministerios y cerrar programas, creados por el último gobierno de signo contrario.   Los puestos directivos de la principal institución científica española, el CSIC, son cargos políticos dependientes del Ministerio de Ciencia  y del Presidente del Gobierno a través de su oficina; tal es asi, que el actual Presidente del CSIC, Carlos Martínez, ha llegado a pedir el voto para el partido al que debe su nombramiento, el PSOE, a los científicos del centro. Las universidades públicas españolas, el otro pilar de nuestra ciencia, son un caso extremo de sujeción política al Ministerio de Educación, dentro de cuyos objetivos principales no está el promover la excelencia, sino la recompensa con el funcionariado a los futuros profesores que acaten las leyes, procedimientos y jerarquías impuestos.   Este es el principal problema de la ciencia española, más grave que el burocrático o el presupuestario: la ausencia de una carrera independiente que libre al científico de tener que servir al poder político y a los poderes locales que incentivan la endogamia y la mediocridad. Independencia necesaria sobre todo para el científico joven, sin el cual es imposible la innovación y la circulación de nuevas ideas. Son precisamente estos científicos jóvenes (pre- y post-docs) los que siguen siendo ignorados en el baile de grandes presupuestos. Mientras los partidos, con su poder incontrolado, sigan condenando a la precariedad a los futuros profesionales del I+D, la nueva edad de plata de la ciencia española sólo será un lema cínico para usar en campaña electoral.

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