Atraídas por la situación futura que las incita, las acciones humanas traen la esperanza de lo por venir a la actualidad. El grado de adecuación de esa traída depende del alcance de la razón práctica que la idee. En las masas adocenadas,  la pre-visión del futuro está determinada por la proyección de las rutinas del presente. A diferencia de lo que sucede en lo natural, lo  vecinal y lo técnico, es lógico que el error y la torpeza sean lo habitual en el comportamiento de lo gobernado. Para que los efectos nocivos de la imprevisión no sean irreversibles, el derecho privado creó leyes que anulan las causas torpes o erróneas, con efecto retroactivo.     La experiencia política reconoció dos modos de impedir la irreversibilidad de los efectos de una mala elección en las urnas: la revocabilidad del elegido bajo mandato imperativo del elector y la “reacción anticipada” de éste, no eligiéndolo en la siguiente convocatoria. La Revolución francesa suprimió el primer modo; el sistema proporcional de listas de partido, el segundo. Las consecuencias de las elecciones actuales son irreversibles. Ningún recurso protege al elector  ingenuo o descomprometido que, sin estar identificado con un partido estatal,  comete el error de votarlo.    La elección de los legisladores por sufragio universal se hacía, en el sistema mayoritario, mediante votaciones a candidaturas uninominales en distritos pequeños. Como las personas son sustituibles, era probable, en dicho sistema, que un diputado desleal no volviera a ser elegido. Pero esta “reacción anticipada”  no es posible si lo elegido es una lista de individuos sujetos a disciplina de partido. Sus militantes y simpatizantes no se consideran libres de votar a otras siglas en la siguiente elección, por fuerte que sea la evidencia de la conducta criminal, corrupta o abusiva del partido gubernamental con el que se sienten identificados. Solo hecatombes ideológicas o corrupciones sistemáticas han obligado a cambiar de etiqueta, no de aparatos ni de costumbres inmorales, a los partidos post-fascistas improvisados tras la guerra mundial. Los actuales no son “los mismos perros con distintos collares”, como decía antes la reacción totalitaria, sino la  misma montura estatal con distintas cabalgaduras. florilegio “Los acontecimientos decisivos, como nacer y morir, son irreversibles. Pero un  primado del futuro flexibiliza la vida humana mediante la reversión de lo que pasa sobre lo que pasó. Como en el conflicto matrimonial y la historia política, el presente se divorcia de un pasado que, en ausencia de libertad de creación, propicia acciones retardadas sobre el porvenir."

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