El Régimen del 78 impide la formación de Gobierno en las circunstancias actuales. ¿Por qué antes la permitía y hoy ya no? Las causas son dos. Una está relacionada con la aparición de dos nuevos agentes políticos. La segunda es el resultado de la imposibilidad de que los antiguos y estos nuevos agentes cohabiten y cooperen -unos con otros y entre sí- para la formación de Gobierno.

Más de dos tercios de los participantes de las votaciones proporcionales se han decantado durante más de 30 años por los dos agentes políticos que, hasta muy recientemente, eran los vertebradores del régimen de la llamada Constitución de 1978. Esto es, por el PSOE o el PP. El resultado durante todo este tiempo era que uno de estos dos partidos estatalizados obtenía la mayoría absoluta de los diputados o una mayoría lo bastante holgada como para permitirles formar Gobierno a cambio de hacer concesiones a las minorías nacionalistas.

La aparición de dos nuevos agentes políticos -Podemos y Ciudadanos- ha atomizado el voto. Lo que antes se repartía entre dos ahora se reparte entre cuatro. Las mayorías absolutas con las actuales reglas del juego político son ya cosa del pasado. Mientras estas reglas sigan vigentes, será muy difícil que se vuelva a producir una mayoría absoluta en el Congreso. Por otro lado, la mayoría que pueda resultar de las terceras elecciones -o de las que les puedan seguir- será similar a la producida el 20-D o el 26-J: no permitirá la formación de Gobierno.

El sistema electoral proporcional unido a las reglas de formación del Poder Ejecutivo mediante su elección directa por parte del Poder Legislativo son las causas del estado de cosas actual: de la imposibilidad de formar Gobierno y de la continua y estéril sucesión de elecciones.

Las élites del Régimen del 78 son conscientes de esta realidad. Esta es la razón por la que presionan a los agentes políticos para que se forme un Gobierno de coalición. Señalan a Italia y Alemania como referentes políticos porque en ambos países es habitual desde hace décadas la atomización del voto entre más de dos agentes políticos y las subsiguientes coaliciones postelectorales para formar Gobierno.

Dejaremos de lado el hecho de que una coalición postelectoral es, por sí misma, un engaño al votante, dado que éste no ha tenido la oportunidad de manifestar que quiere que le gobierne tal o cual coalición que pueda formarse. Centrémonos en por qué Italia y Alemania son espejos el uno del otro en la formación de coaliciones de Gobierno y en por qué es imposible que en España se beba este elixir postelectoral.

Todos los agentes políticos (socialdemócratas, democristianos y las posteriores escisiones de ambos) de los regímenes políticos surgidos en Italia y Alemania al término de la II Guerra Mundial tienen algo en común: fueron barridos por la inhumana extrema derecha fascista y nazi durante el período de entreguerras. No son los herederos de Hitler ni de Mussolini, sino sus víctimas. Esta es la causa común que les permite cooperar para formar coaliciones postelectorales de Gobierno.

Esta receta es inaplicable en España. El dictador que surgió en España en el período de entreguerras tras una cruenta Guerra Civil no fue derribado al término de la II Guerra Mundial, sino que se perpetuó en el poder durante cerca de 40 años y murió en la cama. De los dos agentes políticos que históricamente han vertebrado el Régimen del 78, uno de ellos -el PP- es el heredero directo de la dictadura que le precedió; el otro -el PSOE- se ha erigido a sí mismo como referencia de lo que es opuesto a la dictadura y sus herederos.

Esto es, a diferencia de Alemania y de Italia, los principales agentes políticos españoles no comparten una causa común histórica que los identifique bajo una misma categoría con respecto a la dictadura de Franco. Al contrario, uno de ellos fue fundado por un ministro franquista -Manuel Fraga- y el otro no tuvo vida política durante la dictadura. Ambos rechazan la dictadura, pero uno se sabe su heredero y finge no serlo; y el otro tolera al heredero y finge haberla combatido.

Para esta cuestión, más importante que la realidad es la percepción sentimental que cada uno de ellos tiene de sí mismo y del otro. El PP siente que ellos son los que consintieron la Transición hasta llegar a la llamada Constitución de 1978. Y el PSOE se siente víctima de una dictadura contra la que nada hizo y conquistador de una partitocracia a la que llama democracia.

El PP y el PSOE no pueden fundirse en una coalición de Gobierno ni ninguno de ellos votará jamás a favor de que el otro forme Gobierno. Lo impiden la historia y las tendencias que ésta genera.

El PP y Ciudadanos sólo podrán llegar a formar Gobierno si ambos llegan a sumar por sí mismos la mayoría absoluta del Congreso. El PSOE jamás formará Gobierno con Podemos porque eso supondría su suicidio político. El PSOE ha tocado suelo, pero está muy lejos de estar en situación de que Ciudadanos le facilite formar Gobierno. Podemos ha tocado techo, pero continuará cosechando varias decenas de diputados gracias a que se ha institucionalizado mediante su proceso de estatalización previo. La naranja de Ciudadanos mantendrá su status de mandarina y de ahí no podrá sacar tajada.

El Régimen del 78 está acabado. Todo es teatro para mantenerlo con vida artificialmente. Comienza a parecerse a los estertores del franquismo. Cualquier día de estos se nos presentará Rajoy en la televisión para decirnos entre sollozos: “Españoles, 1978 ha muerto”.

@Javier_Torrox

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