Paco Bono

PACO BONO SANZ

Pablo Iglesias empieza a esconderse. La cúpula de PODEMOS quiere evitar el desgaste del jefe electo, recientemente vapuleado por la presentadora Ana Pastor. La escalada de PODEMOS en las encuestas es directamente proporcional al grado de indignación social provocada por los casos de corrupción que se van conociendo a cuenta gotas. Lo triste y cierto es que el nuevo partido estatal, cuyo origen se encuentra en el 15M, actúa tal y como lo haría cualquier partido con aspiraciones de poder en una oligarquía: sólo ha de esperar la recolección de los frutos del fracaso de su predecesor. Así obró también Mariano Rajoy cuando Zapatero presidía el gobierno de España. ¿Lo recuerdan? Necesitó tres elecciones generales para hacerse con la Moncloa. Tres elecciones generales y un porcentaje de paro altísimo.

 

No se ha dado en la historia reciente de España un sólo caso en el que el nuevo presidente del gobierno haya resultado mejor que el anterior. La forma de gobierno partidocrática se fundamenta en el desgaste político al que obliga la socialdemocracia, la ausencia de ideología. Por eso pueden prometer y prometen cosas que luego no piensan cumplir. El poder oligárquico se agota con la mentira y sólo la indignación cambia el capitán del barco. Sin embargo, el barco nunca ha dejado de estar encallado. ¡Tierra a la vista! Gritan unos y otros. Los bufones de la política española, la clase política, se han constituido en casta con la llegada de Pablo Iglesias, quien no sólo ha adoptado las formas del régimen nacido en 1978, sino que también utiliza ya el lenguaje que inaugurara la traición y la mentira. Diálogo y gobierno de los mejores son las claves del jefe del partido del círculo. El mismo diálogo que fundara el Rey Juan Carlos cuando dijo la frase de “hablando se entiende la gente”; el mismo gobierno de los mejores que proclamara José María Aznar en el año 1996. ¿Lo han olvidado?

 

PODEMOS es ya un enemigo del Movimiento 15M porque ¡no nos representan! Al haberse constituido en partido estatal, al haber aceptado ser pagado por el Estado ha consentido que el Estado sea su amo. Una vez dentro del régimen, es imposible escapar de la ley de hierro de las oligarquías. O te adaptas o mueres, así de simple. Y PODEMOS se ha adaptado; por eso cuida tanto su imagen, por eso ha descartado ya algunas apariciones públicas. Lo que digas será utilizado en tu contra. Lo saben, conocen las reglas. El engaño masivo se repite porque PODEMOS no puede. Imaginemos que PODEMOS consigue un alto porcentaje de votos en las próximas elecciones generales. Imaginemos que resulta el más votado. ¿Qué podría hacer Pablo Iglesias? La oportunidad de gobierno es muy remota, por no decir imposible, a no ser que se suicidara políticamente pactando con el PSOE, cosa improbable, por la sencilla razón de que PODEMOS es el intruso, y el PP y el PSOE, los verdaderos amos del Estado, tienen demasiada porquería que ocultar y ningún deseo de que la tarta se reparta entre más comensales. PODEMOS sólo podría gobernar si consiguiera la mayoría absoluta. Pero incluso logrando la mayoría absoluta, poco o nada se puede hacer si para la resolución de una crisis de Estado como la que padece España, se recetan medidas de gobierno.

 

Los pesos y los contrapesos de la oligarquía, no sólo políticos, sino económicos, religiosos y militares, jamás consentirían que el nuevo poder oligárquico reformara el Estado por la vía del gobierno, ya que provocaría un desequilibrio inaceptable para las distintas fuerzas. Lo único cierto de PODEMOS es que ha afirmado que está de acuerdo con el derecho a decidir de los catalanes, contraviniendo todo lo que se ha escrito a lo largo de la historia sobre el derecho de autodeterminación. Aun en el remoto caso de que Pablo Iglesias gobernara y, como caballo de Troya de la burguesía nacionalista catalana, aceptara la celebración de un referéndum de autodeterminación, tal acto de suicidio colectivo, le obligaría a tener que enfrentarse con la realidad objetiva de la Nación Española, lo que provocaría la entrada en juego de la constitución material de España (tal y como ha explicado Don Antonio García-Trevijano en Radio Libertad Constituyente), y así, la realidad existencial de esta histórica Nación de más de 500 años se vería reflejada en la fuerza del ejército apoyada por una gran mayoría de la sociedad civil con poder económico o social, lo que significaría el final del gobierno y del régimen (se repetiría la historia). Sólo quien tiene el poder, puede, Pablo. Y tú no gozas del poder para reformar el Estado, porque el ejército no te obedece ni lo hará si planteas el suicidio de España. Ante una reforma del Estado, sólo la libertad constituyente, por su legitimidad y su equilibrio, porque está fundada en la libertad colectiva, serviría para que las distintas fuerzas aceptasen unas reglas de juego iguales para todos: una verdadera democracia. Pero para que haya democracia en España, debemos asumir la realidad nacional de España. Estamos condenados por la historia a ser españoles, pero no estamos condenados a renunciar a la libertad política.

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