Roberto Centeno

ROBERTO CENTENO

El trío consentidor del delito separatista de sedición Rajoy / Sánchez / Santamaría (la nueva ‘directora’ de opinión de El País) parece estar negociando la rendición de España ante el millón y medio de separatistas catalanes, encabezados por el Mussolini de opereta Artur Mas. Rendición que en lo político consistiría en conceder la independencia de facto a Cataluña, es decir, la independencia real, en la que Cataluña tendría todas las atribuciones propias de un Estado independiente, dotado de Fuerzas Armadas propias (Mossos d’Esquadra militarizados con armamento pesado), Justicia, Hacienda, Educación, Seguridad Social, etc., también propias y completamente separadas de las correspondientes instituciones españolas. Esta separación de hecho se disimularía con la no separación de derecho. Cataluña constituiría una nación independiente sin un Estado independiente.

En lo económico, el resto de España se convertiría en una colonia de Cataluña. Las empresas catalanas seguirían vendiendo sus productos y sus servicios en el resto de España, donde realizan los dos tercios de su cifra de negocios. El IVA y el Impuesto de Sociedades, al igual que en el caso vasco-navarro, se ingresarían en la Hacienda catalana y, en el caso de las grandes empresas, regiría el principio de que los impuestos generados fuera de Cataluña se devolvieran a la Hacienda española, aunque no en su totalidad. En el caso de las empresas medianas y pequeñas, la mayor parte se los quedaría la Hacienda catalana, miles de millones de euros robados literalmente a la española, algo que ya sucede con el País Vasco y Navarra, gracias a lo cual tienen la mayor renta per cápita de España.

En esta negación radical de la patria común, España, estaría colaborando activamente todo el gran empresariado catalán, así como El País, El Mundo y la mayoría de medios bajo el control de Sáenz de Santamaría, una fémina amoral en lo político y un peligro letal para España que procura su poder personal con desprecio de los valores patrióticos que ha jurado defender. Muchos signos la señalan como la autora intelectual de esta infamia sin nombre, algo que jamás ha sucedido en Europa desde la Revolución Francesa. A la antigua clasificación de Estados con nación, naciones sin Estado, y pueblos sin nación ni Estado (colonias), la jurisperita Santamaría ha inventado la nueva categoría de país sin Estado pero con nación estatal.

El resto de España deberá garantizar el mantenimiento de su renta

En lo económico, con Cataluña como Estado de facto independiente, la Generalitat tendría capacidad normativa sobre todos los impuestos. SuAgencia Tributaria se encargaría de la gestión, recaudación e inspección de los impuestos propios, es decir, de los generados dentro de Cataluña por catalanes y no catalanes, y de los generados fuera de Cataluña por parte de las empresas catalanas. Esto significa que, como ya he señalado, el IVA de las ventas de productos y servicios catalanes fuera de Cataluña o el Impuesto de Sociedades de empresas catalanas por sus beneficios obtenidos en el resto de España los recaudaría, gestionaría e inspeccionaría la Agencia Tributaria Catalana. Este sistema corresponde a las atribuciones de una metrópoli respecto de sus colonias.

Aparte de las corruptelas antes mencionadas de apropiarse de lo que no es suyo –que ya ocurren con el sistema fiscal en el País Vasco y Navarra–, en este caso sería mucho peor, ya que la parte de los rendimientos que corresponden al ‘Estado’ se transferirían siempre que no alterasen “en ningún caso la posición de Cataluña en el ordenamiento de las rentas per cápita entre CCAA”, es decir, que, si por la incompetencia, el despilfarro y la corrupción probadas de la Generalitat, Cataluña perdiera renta relativa, primero no devolvería un euro, y después, si eso no bastara, “la Generalitat recibirá recursos de los mecanismos de nivelación y solidaridad”.

Además, cualquier medida del Estado o de la UE que perjudique a Cataluña deberá ser compensada. En resumen, se trataría de aceptar las medidas más insultantes e inaceptables que figuran en el Estatut, lo que de facto pone fin a la existencia de España como nación y la convierte en una colonia donde Cataluña coloca sus productos y servicios. Algo peor: nos obligaríamos a subvencionar el mantenimiento de su nivel de renta relativa, que desde tiempos de Franco ha pasado del primer al cuarto lugar en España. Y la guinda del pastel, como Cataluña está quebrada, Mas hace ya muchos meses que no se ocupa de gestionar nada y la Generalitat va completamente a la deriva, no les exigirán la devolución de los 35.000 millones de euros prestados desde 2012.

“España nos roba”, afirman nacionalistas y separatistas catalanes, pero veamos quién roba a quién. Para ello hay que considerar obviamente la totalidad de flujos económicos: los fiscales, los comerciales y los de ahorro-inversión. Respecto a los primeros y con los últimos datos publicados (correspondientes a 2011), Madrid es la que más aporta, con 16.723 millones de euros y Cataluña, la segunda, con 8.445 millones. Andalucía es la que más recibe, con 7.421 millones. Aquí, lo primero que hay que decir es que hablar de las balanzas fiscales de una región carece de sentido, ya que las regiones no aportan nada: son las personas físicas y jurídicas, y en cualquier sistema fiscal del mundo quienes más aportan son quienes más tienen.

Pero esto es solo una parte de la historia. Si nos fijamos en las balanzas comerciales, Cataluña mantenía un superávit comercial con el resto de España en 2013 de 18.615 millones, que además le ‘sirvió’ para compensar su fuerte déficit frente al exterior, que es de 8.269 millones. Esto quiere decir que una Cataluña separada de España perdería la totalidad de su superávit con el resto de la nación, y no podría financiar su déficit comercial frente al resto del mundo, en contra de lo que afirma la chusma separatista de que vivirían mucho mejor con el mercado internacional. Pero no se preocupen, porque el trío de traidores en la infame operación en la que parecen estar trabajando dejará que mantengan un superávit. Finalmente, además, la balanza de ahorro-inversión apunta a que, gracias a la extensa red de sucursales de los bancos catalanes –que además se han expandido enormemente con dinero del FROB– en el resto de España, un 70% de las inversiones en Cataluña se financian con ahorro captado en otras regiones.

El “España nos roba” no sólo es una patraña: es un insulto inaceptable al resto de regiones españolas. Aunque mucho más inaceptables, si cabe, son las campañas institucionales de la Generalitat a favor del boicot a los productos no catalanes, instando a comprar “productos de proximidad” o el vergonzoso compreu”,“non compreu, en el que ese “no comprar” se refería a los productos no catalanes. Espero que todos los españoles de bien tengan muy presente este hecho a la hora de adquirir un producto o elegir una entidad financiera. De hecho, dada la deriva que han tomado los acontecimientos y la imposibilidad de destituir y procesar a los traidores que nos gobiernan, el comprar o no comprar es la única arma que tienen los ciudadanos, aparte, por supuesto, de no volver a votarlos jamás para demostrar el rechazo a la traición sin límites que parecen estar pergeñando.

Para esta canallada, que ignora los intereses no solo de España sino de los 4,5 millones de catalanes que no votaron el 9-N, sería infinitamente mejor que se convocara un referéndum con todas las garantías, donde todo el pueblo catalán se pronunciara y no solo el supuesto millón y medio de separatistas. Digo ‘supuesto’ porque muchos votarían hasta diez veces. Si la mayoría quiere separarse, que lo hagan y que se lleven la deuda que les corresponde, que asciende al 20% (su parte en el PIB), es decir, 290.000 millones de euros, algo que se ha hecho siempre en todos los procesos de secesión. Si no quieren aceptarlo, se les anula la autonomía y se pone un delegado del Gobierno con todos los poderes hasta que la asuman. Y, por supuesto, que todas las empresas y bancos catalanes salgan de España y de la UE, y vayan a vender sus productos y servicios a Kazajistán.

La prueba del 9: ¿por qué no se han querellado contra Junqueras?

“Todos pueden hacer política, pero sin dejar de cumplir la ley”, afirmaba Sáenz de Santamaría el viernes, con una desvergüenza y un cinismo que superan todo lo imaginable. El PP no es un partido ni tiene las características exigibles a este tipo de organizaciones, porque muestra un desprecio absoluto por la legalidad, por la moral y por sus votantes. Se trata de una mafia cuyo único fin es el nepotismo, la corrupción, la extorsión y el enriquecimiento.

Lo que Sáenz de Santamaría llama “hacer política” es intentar mantenerse en el poder como sea, y para ello están dispuestos a traicionar a su patria y a todo lo que la civilización europea ha construido como respetable. Ella y su jefe Rajoy han ignorado la Constitución, se han mofado del imperio de la ley y han humillado la idea de España y a todos los españoles de sentido común. Una ruptura constitucional sin precedentes que no ocurre siquiera en las repúblicas bananeras. A ver, vicepresidenta, ¿acaso es esto “cumplir la ley”?, ¿o es que el título de abogada del Estado te lo dieron en una rifa? Esto no es cumplir la ley, es alta traición a todo lo que habéis jurado cumplir y hacer cumplir.

La prueba del 9 de todo ello radica en una pregunta: ¿por qué no os habéis querellado contraOriol Junqueras? La respuesta es sencilla. No lo habéis hecho para que el gran enemigo de España y de los españoles, ese Mussolini de vía estrecha llamado Artur Mas, aparezca como héroe de los catalanes separatistas y víctima simbólica de la independencia catalana. Es obvio que hay unpacto tácito para mantener a Mas en el poder, negociar con él la independencia fáctica de Cataluña y la conversión del resto de España en una colonia económica, aplicando los artículos más disparatados que figuran en el Estatut, a cambio de que no exija la independencia. Falta ver si este Mussolini de pacotilla enormemente crecido por la cobardía de Rajoy y su Gobierno están dispuestos a aceptar tal cosa, aunque la presión para que lo hagan por parte de las oligarquías financiera y monopolista de Cataluña va a ser máxima.

El mayor problema de Rajoy, Soraya y Sánchez ( “hay que olvidarse de los tribunales y la Justicia”, dice… ¿Pero de qué escombrera ha salido este espécimen?) es que la querella presentada por Torres-Dulce con el apoyo de la Junta de Fiscales es tan inapelable e indiscutible por lo bien construida y fundamentada que está que en cualquier otro país llevaría al procesamiento y condena de los implicados. Sin embargo, la rebelión de los fiscales catalanes hace más que probable que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña diluya la acusación pública en uno o dos delitos menores que no impedirán la continuación del Mas al frente del secesionismo catalán, algo que sería la apoteosis de Santamaría.

El resumen es este: “Cualquier colaboración con el PP, desde luego con el voto, pero también cualquier condescendencia o benevolencia o comprensión, es un acto inmoral y, por supuesto, antipatriótico, propio de lacayos y traidores, a los que es preciso despreciar con toda la razón y pedir cuentas por todo el sufrimiento provocado en decenas de millones de españoles indefensos” (1).

(1) La frase es de Enrique de Diego, brillante periodista y analista político expulsado de todas las tertulias y medios por su denuncia implacable contra la corrupción, las oligarquías y la casta política que la mantienen.

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