Barcelona fue la provincia que llevó la voz cantante de la abstención de toda Cataluña: 1,180 millones de ciudadanos le hicieron una “butifarra” a las urnas y  se negaron a contribuir y a mantener a los partidos políticos que comparecían con sus candidaturas previamente elaboradas por los aparatos. La cifra es abrumadora si se tiene en cuenta que CiU solo sacó 762.000 votos y se proclama ganadora de la provincia capitalina, mientras que el PSC se queda con 418.000, la tercera parte de los abstencionistas.

 

 

El PP no logra pasar de los 362.000 votos en Barcelona y ERC se queda con 345.000. Los restantes rondan los mismos y exiguos volúmenes: 303.000 (IC) y 229.000 (Ciutadans), mientras que la CUP apenas llega a los 92.000. Los blancos, nulos y 10 partidos alcanzan 220.00o papeletas que irán directamente a la papelera. Su abstención hubiese dado el golpe de gracia a la partitocracia catalana, que aún así no ha podido impedir que los abstencionarios puedan presumir de que sus ideas son las más seguidas en Barcelona.

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