Driving rain (foto: Lorrie McClanahan) div> No ser Si dejamos oscurecer, encontramos la lluvia encinta de colores.   Hoy, en la arboleda de enfrente, metí mi mano. Saqué huesos y sangre, apenas algo de brillo.  Pero sabemos que no hay salida, como tampoco hubo nunca una entrada. Sabemos que morimos al escribir y más aún al amar. Saboreamos la esclavitud y la gloria a cada instante, y nos planteamos la necesidad.   Ayer era un cielo de colores. Qué pesado el pensamiento. Y qué oscuro.   Desliz. Un ligero movimiento inintencionado, fuera del tiempo. Un recuerdo atormentado escucha las páginas del presente. No hay preferencias. Desliz. Locura. Oh las cosas cambian para ser otra vez las mismas. Pero mi pluma está cansada y mi alma desperdigada. Hay un tremendo olor a lance, un eco lejanísimo de lluvia de cristal y muerte vestida de azul celeste. Si los corazones fueran…          (De Caracoles Sin Tiempo, 1998)

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